Nueva Delhi, Palermo y Manila configuran el itinerario vital de Carmen Ruiz de Apodaca. Una almeriense profesora del Instituto Cervantes que acaba de publicar con la Editorial de la Universidad de Almería (UAL) ‘835 días en Nueva Delhi’, un libro en el que desmitifica La India a través del relato de sus andanzas allí. Se presenta este martes 4 de febrero, a las 19.30 horas, Picasso Reyes Católicos.
¿Cómo cambió a Carmen Ruiz de Apodaca vivir ‘835 días en Nueva Delhi’?
Es una pregunta difícil porque la consciencia de que todo está en perpetuo cambio es precisamente lo que aprendí en India. Que no hay un antes y un después ni una única Carmen Ruiz de Apodaca.
¿Por qué los occidentales tenemos idealizada La India?
Quizá porque fueron los propios occidentales los que crearon la idea de Occidente y la idea de Oriente inaugurando la diferencia antropológica e inventando la noción de exotismo. La literatura, además, siempre ha estado ahí donde ha habido posibilidad de imaginar y crear mitología, lo que ha ayudado bastante a esta idealización. Al occidental le fascina (o le fascinaba) lo diferente, lo lejano, lo incomprensible porque pone a prueba su razón además de ser una magnífica forma de evasión.
¿Era su caso?
No la tenía idealizada, tenía curiosidad intelectual, no romántica. Aprendí de La India en La India.
En el libro deja patentes contradicciones que caracterizan a la sociedad india, por ejemplo, el hecho de que aunque sobre el papel estén cerca de lo filosófico y religioso, son terriblemente prácticos. ¿A qué se debe?
¿Cómo sería la sociedad egipcia si aún se conservase y practicase el culto a los dioses de su antigüedad; se siguieran pronunciando las mismas fórmulas mágicas en los rituales de enterramiento y, a la vez, sacerdotes y esclavos tuvieran un perfil en Facebook y el país-continente fuera una potencia económica mundial?
¿Es fácil enseñar español a los indios?
Es fácil y es difícil. Fácil porque raramente un estudiante va a poner en duda nada de lo que digas: todo lo que propones les parece fascinante y además tienen una fantástica memoria. La lengua no es el problema sino la adecuación a las situaciones comunicativas. Ante un ejercicio en el que había que reaccionar a situaciones inesperadas, ocurrió lo siguiente: “Te has ido de escapada de fin de semana romántico con tu novio a tu casa de campo. De pronto te llaman tus padres diciendo que llegan esa noche con la familia”. Reacción de una alumna “¡Qué bien, podemos ir todos a cenar al restaurante!”. No, hija, no.
¿Qué es más peligroso: viajar en ’rickshaw’ (bicitaxi), evitar los escupitajos o sufrir el ataque de un mono?
Depende del miedo de cada uno: en ‘autorickshaw’ puedes tener (o provocar) un accidente, pero aunque te parezca ir a toda velocidad, difícilmente sobrepasarán los 40 km por hora, así que el incidente fatal irreversible es poco probable. Los escupitajos, más que un peligro, son un desafío a tu habilidad de mantener la atención plena en cualquier circunstancia. Del elenco, sin duda, un ataque de monos es lo más peligroso en términos de supervivencia; por otro lado, la convivencia con el mono es un constante reflejo de nuestra naturaleza salvaje y un siniestro espejo de un humano lejanamente humano.
¿Con qué armas combatió el shock cultural de pasar a formar parte de una sociedad tan distinta?
Creo que esto es precisamente uno de los ejes o leitmotiv del libro. No hablaría de armas sino de estrategias que surgen cuando uno no piensa que debe combatir nada. No llegué pensando en cómo enfrentarme a la realidad, sino que la realidad se me fue imponiendo y solo después me di cuenta de que surgieron en mí mecanismos para no ahogarme en lo que me estaba anegando. Como solía decir mi hermana, “nos estamos entrenando para Caballero Jedi”.
¿Cree que este libro disuadirá o animará al lector a viajar a La India?
Creo que el libro pretende disuadir mitos, no viajes. Hace poco conocí a una chica que me decía entusiasmada que soñaba con viajar a La India “para encontrar la verdad”. “¿Qué verdad?”, respondí. No tenía ni la más remota idea de lo que era un ‘sadhu’, el yoga, la casta, o si había alguna diferencia entre hinduismo o budismo, ni sabía del sanatorio de moribundos que habitan las orillas del Ganges en Benarés ni de las hogueras humeantes de los crematorios.
Probablemente la intención del libro es decir a aquellos que creen que encontrarán la salvación de sus vidas en un viaje lejano que nada te salvará de ti mismo sino tú mismo; que a Gádor o a Dharamsala te perseguirá todo aquello que no hayas resuelto antes o estés dispuesto a resolver en el camino.
Tras Nueva Delhi y Palermo, acaba de sacar la plaza para el Instituto Cervantes de Manila, ¿a qué retos se enfrenta?
Lo sabré en unos 835 días.
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