El sueño cultural de Costacabana ha llegado a su fin. Al menos tal y como concibió en su día la gestora cultural Estela García. Interestelab, la residencia artística con la que esta almeriense se reinventó en plena pandemia, echó el cierre este viernes a las actuaciones con las que una vez en semana los creadores que desarrollan allí sus proyectos muestran al público el fruto de su trabajo. La denuncia de una sola vecina ha puesto contra la cuerdas la continuidad de unos bolos que no solo se ajustaban de forma escrupulosa a la normativa anticovid, sino que terminaban en torno a las 21 horas para respetar el descanso del barrio.
El colectivo Interestelab nació hace tres años y estrenó con honores su espectáculo ‘Mapas de vuelo’ en el Teatro Apolo a principios de 2020. Cuando el coronavirus paralizó el mundo tal y como lo conocíamos, tenía una gira programada, incluso conciertos con Radio 3. Obviamente, todo se fue al traste. Entonces a García se le ocurrió que dado que cada uno de los artistas que componían el proyecto estaban en un lugar diferente, su casa se podía convertir en una residencia donde hacer fluir la creatividad y las sinergias. Esta abriría sus puertas una vez en semana para, a cambio de una entrada simbólica, recibir el ‘feedback’ del público y obtener fondos destinados a la producción del proyecto.
Tal y como relata a LA VOZ Estela García, desde el principio hubo una vecina que no estaba dispuesta a tolerar que se hiciesen actividades durante la pandemia a pesar de que cumplían todas las medidas. “No paraba de mandar a la Policía Local, que venía y me decía que lo estábamos haciendo todo bien, pero al mismo tiempo me advertía de que si acumulaba muchas llamadas, se me levantaría acta”, apunta.
Desde la residencia Interestelab se intentó acercar posturas invitando a la vecina en cuestión y a su familia a conocer el proyecto y adelantando a las ocho la hora de las actuaciones. “Como sabía que por el protocolo covid no nos iba a pillar, se fue por el tema del sonido para el que es verdad que no tenemos licencia porque solo se otorga a salas con unas características muy concretas como el Auditorio Maestro Padilla, el Teatro Cervantes y la Sala Madchester; mientras que no tienes problemas, lo normal es que la administración no se meta con tu actividad”, reconoce.
El enconamiento de la situación ha derivado en que se levante acta y lo próximo es una denuncia de 2.500 euros a la que García no puede hacer frente. Ahora mismo se han quedado sin bolo tres artistas residentes: I am divided, Pablo Gómez Molina y Alfonso Aroca, “tres proyectos súper potentes que suenan en Siglo XXI y Radio 3 que colaboran con artistas de la talla de Silvia Pérez Cruz”. “No es que seamos cuatro niños que juntamos a hacer dos temas, desarrollamos proyectos audiovisuales, plasmamos las relaciones en tiempos del covid y reflexionamos acerca de la ecología y de cosas que remueven a la sociedad”, explica Estela.
Respaldo del barrio
Desde que trascendió que Interestelab cerraba al público, han sido muchos los vecinos que se han acercado al espacio a mostrar su apoyo y ofrecer ayuda a Estela García. “Ayer vino una pareja de unos 80 años y a la mujer se le escapaban las lágrimas porque decía que sentarse en su terraza y escuchar la música era el mejor momento del día; yo lo entendería si estuviéramos poniendo tecno a medianoche, pero esto es algo que se hace desde el máximo respeto”, apunta la artífice del proyecto.
Isabel Roríguez, antigua presidenta de la Asociación de Vecinos de Costabana, asegura a este diario que el sentir del barrio es de indignación. “Esta mañana lo hemos estado comentando unos cuantos vecinos en el desayuno, nos parece estupendo que haya actividad cultural y que se conozca Costacabana no solo por el tema de los vertidos. Lo que hacía Interestelab es un espectáculo que está muy bien porque aquí no tenemos nada parecido; es una pena que por una sola persona se quite un evento para la gente joven”, insiste.
Esta vecina recuerda que Estela organiza propuestas “muy normales” y es una persona muy comprometida. No en vano, está vinculada a los inicios de la Asociación Socio-Cultural La Guajira y a proyectos como el festival de flamenco 340 de Níjar. Aunque nacida en Almería 1981, completó sus estudios en Barcelona, en el Institut d’estudis Fotografics de Catalunya, donde más tarde se especializó en técnicas antiguas, ensayo fotográfico y desnudo. Durante estos años se ha podido ver su trabajo en diferentes exposiciones, donde ha expuesto junto a artistas como Antonio Tápies, y junto a obras de Pablo Picasso. Ha mostrado sus fotografías en festivales como PhotoEspaña.
“Yo tenía un proyecto así en Barcelona y mis amigos me propusieron volver a mi tierra y desarrollarme aquí como artista y desde entonces no he parado de trabajar por mi ciudad y mi barrio y hacer cosas buenas dentro de los recursos que tengo a mi disposición y de mi trabajo, pero ya no puedo más, me han sacado las ganas, tiro la toalla”, concluye con tristeza Estela.
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