Jacinto Castillo
23:17 • 28 ene. 2012
“Estoy muy contenta. Lo primordial es Jehová”, aseguraba emocionada Ingrid, de 44 años y ama de casa, tras ser bautizada por inmersión, ayer domingo en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Aguadulce. Para ella, era un momento muy importante, después de dos décadas de estudio de la Biblia. Los testigos de Jehová almerienses celebraron uno de sus congresos anuales que, como suele ser habitual, incluyen la ceremonia del bautismo, siguiendo la interpretación de la Biblia, que es el fundamento de esta comunidad religiosa.
Junto a Ingrid, otras seis personas recibieron también el bautismo en un rito sencillo, sin complejos formulismos ni intervenciones de ningún tipo. Las personas que iban a ser bautizadas iban entrando por turno en la piscina, donde una persona les acompañaba en la inmersión y les prestaba ayuda. Después, una ovación subrayaba la importancia del momento. Visiblemente emocionados, los recién bautizados eran recibidos por sus familiares y amigos que les esperaban con la toalla. Todo en un ambiente de alegría sin excesos, entre fotos y amistosas muestras de afecto. Con el bautismo, los Testigos de Jehová expresan públicamente su compromiso con la voluntad divina. Cada uno decide cuando se bautiza, siempre que haya demostrado el suficiente grado de profundización en el conocimiento de la Biblia. A partir de ese momento, su vida se orienta definitivamente en su fe. Como explica el representante de esta confesión, Francisco Freire, cumplen la condición de “ser discípulos”.
Tras sumergirse en la piscina portátil, Carmen Céspedes comentaba algo nerviosa, que “el bautismo no había sido como me lo esperaba, sino muchísimo mejor”. Trabaja como enfermera y tiene 36 años. Llevaba dos preparándose para este acontecimiento.
Más información en la edición impresa.
Junto a Ingrid, otras seis personas recibieron también el bautismo en un rito sencillo, sin complejos formulismos ni intervenciones de ningún tipo. Las personas que iban a ser bautizadas iban entrando por turno en la piscina, donde una persona les acompañaba en la inmersión y les prestaba ayuda. Después, una ovación subrayaba la importancia del momento. Visiblemente emocionados, los recién bautizados eran recibidos por sus familiares y amigos que les esperaban con la toalla. Todo en un ambiente de alegría sin excesos, entre fotos y amistosas muestras de afecto. Con el bautismo, los Testigos de Jehová expresan públicamente su compromiso con la voluntad divina. Cada uno decide cuando se bautiza, siempre que haya demostrado el suficiente grado de profundización en el conocimiento de la Biblia. A partir de ese momento, su vida se orienta definitivamente en su fe. Como explica el representante de esta confesión, Francisco Freire, cumplen la condición de “ser discípulos”.
Tras sumergirse en la piscina portátil, Carmen Céspedes comentaba algo nerviosa, que “el bautismo no había sido como me lo esperaba, sino muchísimo mejor”. Trabaja como enfermera y tiene 36 años. Llevaba dos preparándose para este acontecimiento.
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