Alba Fernández presenta su nuevo videoclip

Alba Fernández, artista con raíces en Cuevas del Almanzora, presentará el próximo 4 de febrero su nuevo videoclip en las plataformas digitales con el tema ‘Como solo tu sabes’. Se trata de un nuevo proyecto de la joven cantante almeriense de apenas 15 años con el que quiere consolidar su sueño de hacer una carrera en el mundo musical.

Alba Fernández ha firmado con la agencia Management&Booking Eventos musicales Joyzan, manager de artistas conocidos como Mayel Jiménez.También va de la mano de la distribuidora  musical Krakent.

Alba Fernández tiene, entre sus referencias musicales flamencas, a Niña Pastori e India Martínez. Ha actuado ya en directo en algunos escenarios y pronto lo hará también en la Sala Infinity de Palencia como artista invitada del grupo La cebolla&Negro Jari.

Alba Fernández es nieta de Carmen Rodríguez llamada cariñosamente 'la Papa Frita', una célebre mujer de Cuevas del Almanzora que obtuvo Premio a la Natalidad como la mujer que más hijos vivos parió en España. Cuando Alba conoció la historia de su abuela que venía en un periódico se dijo que porqué no grabar una canción con ese relato y se puso manos a la obra.

La artista en ciernes se lo propuso a Fernando Carrasco, su pareja artística, y decidieron grabar una canción a la memoria de Carmen Rodríguez, su abuela y Felipe Fernández, su abuelo, un prodigio de fecundidad que trajeron al mundo veinte hijos y fueron premio extraordinario en la época de Franco. 

La canción toma la letra del artículo del periódico La Voz de Almería que fue publicado el 2 de diciembre de 2018 y es una mixtura de rap y flamenco que lleva por título ‘Mis raíces’.

En la letra de la canción se oye cuando la matriarca del barrio de Cuatro Vientos llamaba a su prole para comer y era como si tocaran a zafarrancho de combate: cada uno de sus veinte hijos, plato en ristre, iba pasando por delante de su progenitora para que se lo llenara de  potaje de garbanzos o de lentejas.

Era como el rancho de un cuartel, pero elaborado con todo el amor de una madre, quien introducía el cucharón dentro de la olla enorme e iba repartiendo de forma democrática las patatas, el trozo de chicha y las legumbres entre cada uno de sus vástagos, a los que había ido alumbrando sin desmayo, año tras años, como si no hubiera un mañana.