Otra noche de rock con acento almeriense. El Teatro Apolo se ha habituado en los últimos tiempos a ser un escenario perfecto para que las bandas y solistas almerienses tengan un escenario de lujo para presentar sus nuevos trabajos discográfico o, sencillamente, compartir su directo con sus seguidores, más necesario si cabe en estos tiempos en los que conseguir sacar las fechas adelante lleva siendo una odisea en los últimos dos años. Así, tras JJ Fuentes y The River Band, y antes de En Clave de Soul que hará lo propio el próximo 5 de marzo, el espacio escénico de la capital almeriense alzó el telón el viernes por la noche al cantautor rockero pechinero Antonio Álvarez, que venía con su quinto disco en solitario bajo el brazo, titulado ‘Libre Asociación de Ideas’. Todo ello en el marco de la programación de invierno puesta en marcha por el Área de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Almería.
Antonio Álvarez volvía al Apolo justo diez años después de su última visita para presentar otro de sus álbumes. Lo más mágico de todo es que lo hacía con la misma banda de entonces, reunida de nuevo para la ocasión: Carlos López a la guitarra, Ramón García al bajo, Diego de Haro a la batería y Antonio de Haro al bajo. Álvarez se encargaría, además de cantar, de mostrar su amplitud musical tocando ukelele, pito de caña y piano en el arranque a solas, guitarras acústicas, armónica… No es extraño ser un ‘músico total’ cuando uno atesora una riqueza y experiencia musical constante, variada, incesante.
Ahí está su trayectoria. Con menos de 20 años da sus primeros pinitos en Extremaunción, después Plancton, con rock más al uso, se haría un superclase con The Beatles Connection, se hizo con un lado swing-jazz con Piccolisima Jug Band. También en Granada ha participado en línea cantautora con Trovamundos y ha catado el folk con el dúo Sonora y, por si fuera poco, hace sus desbarres de rock alternativo con Beach Hotel.
Por eso ver a Antonio Álvarez puede que no tenga la fantasía o el brillo de otros nombres que sí han tenido un éxito comercial, pero es una auténtica garantía de estar disfrutando de la música de un superclase. Y la noche del viernes fue la enésima prueba de ello.
La velada se abriría con el músico entrando a solas desde el patio de butacas, con ukelele y pito, evocando ‘La Taberna del Irlandés’, uno de sus temas más antiguos, compuesto allá por 1992. “Es una noche para invocar emociones compartiendo música”, confiaría en la presentación, también a solas y con acústica, de ‘La Música’. Fue al tercer tema de la noche cuando el resto de músicos aparecieron en escena para desplegar un fantástico sonido que navegó por el rock de autor de ascendencia americana, moviéndose libremente y según la ocasión entre el folk y la querencia blues, y también el más puro y libre estilo de autor, que le lleva a pasear por paisajes de rock con más raigambre o el pop.
Precisamente, como para entrar en situación, la melódica ‘Dónde’ preludió esa especie de credo épico que es ‘Libre Asociación de Ideas’, casi leit motiv de todo el concierto. Con un golpeo directo y bien de coros atronaría ‘Una Puerta Abierta’ antes de viajar en el espacio por la épica de piano y slide de ‘En La Ciudad Que Nunca Duerme’. Siguiendo por un bloque de canciones de su tercer álbum, ‘En Movimiento’, llegarían también ‘Aviones de Papel’ y ‘Cada Día Al Despertar’, con toque country y ferroviario la primera y muy pop rockera la segunda.
Entre canción y canción, Antonio Álvarez iba ofreciendo algunas claves, como en el caso del medio tiempo de melosidad italiana ‘Necesito Aire’, canción nacida entre muchas escuchas del ‘Centro de Gravedad Permanente’ de Franco Battiato y el piano de Jimmy Fontana. Con la voz abriendo camino entre el armazón sonoro y con una bella escala de melodía vocal en el puente y en el estribillo conquistaría ‘Volveré’ con la que se llegó al ecuador.
El segundo bloque de la noche se abriría con una más que solvente adaptación al castellano del ‘Wish You Were Here’ de Pink Floyd y con una suerte de tangos rockeros en ‘Mi Rock and Roll’, muy del gusto Los Rodríguez, que tienen también su ‘Mi Rock Perdido’. En este momento más ‘caliente’, también habría espacio para el muy celebrado rocanrol de cantina mariachi ‘Sol de Invierno’. El cierre oficioso de la actuación llegaría con otro viaje al pasado, con el rock ‘Besos’, compuesto hace 21 años con Plancton y tras ver la película ‘Cinema Paradiso’ y ‘Callejones’, más emocionante.
Era el momento de hacer la teatralidad de la primera marcha y para los bises Antonio Álvarez volvería a repetir fórmula como en la entrada interpretando a solas ese cruce de caminos entre Almería, Pechina y Granada que es ‘Las Flores Amarillas’, con armónica incluida, y la bella ‘Circular’, de la que interpretaría buena parte sin micrófono, a pie de escenario, con un precioso fraseo y melodía principal de guitarra.
Evocando el citado concierto de hace diez años, Antonio Álvarez recordaría que aquella noche, además de los mismos músicos, “que serán los mismos si tenemos que volver aquí dentro de otros diez”, compartió escenarios con invitados como el cantautor César Maldonado, Antonio Molina de Amor de Madre y “la voz del blues, del soul y del rock de la ciudad: Diego Cruz”. El concejal de Cultura fue invitado en su condición de músico a compartir una excitante ‘Suspicious Minds’ de Elvis Presley, que acabó levantando al público de sus butacas. “Es de agradecer que Almería se acuerde y dé oportunidad a los artistas locales”, aseguraría antes Álvarez.
Quedaba el momento de cerrar y qué mejor que esa declaración de intenciones de rock majestuoso que hacía arte Tom Petty y que la banda de anoche recordaría con ‘I Won’t Back Down’. Tras un brindis improvisado, Antonio Álvarez y los suyos volverían a interpretar ‘Libre Asociación de Ideas’, cerrando así una velada que recordó por qué la música invoca emociones generación tras generación.
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