El mundo a cuestas Gran Poder arrastró a cientos de devotos tras los pasos del Señor de El Zapillo

Miguel P. Borbalán
01:00 • 03 abr. 2012
Minutos antes de las siete y media de la tarde Francisco Fernández Lao, párroco de San Pio X y director espiritual de la hermandad, invitaba a todos los hermanos a marchar “tras los pasos de Jesús, el Señor del Gran Poder”. Las miradas de los penitentes, escondidas tras las aberturas del antifaz, se levantaban entonces hacia un Nazareno que, a pesar del gesto de dolor, saca fuerzas para seguir dando pasos hacia adelante, como guiando y dando esperanza a las gentes de un barrio especialmente castigado por la crisis y el paro pero que debe seguir caminando.

Una crisis que, en palabras de Fernández Lao, lo que ha hecho es poner de manifiesto los “valores propios de los cristianos de fraternidad, generosidad y compromiso con los más pobres”. Además, ha notado también el párroco que estos tiempos difíciles han despertado entre muchos miembros de la cofradía la necesidad de formarse “para conocer mejor a Dios y a su propia hermandad” a través de catequesis mensuales.

Por su parte, Francisco José García, el hermano mayor, también prefería ver la botella medio llena y aseguraba, antes de meterse bajo el paso como costalero, que la precariedad económica de momento les ha dejado “sin novedades materiales ni nada que estrenar”, pero les ha permitido centrarse en “mejorar y depurar todos los aspectos relativos al silencio, el orden, el decoro y la seriedad del desfile”.

Ayer se notó este esfuerzo extra y la procesión se desarrolló en esos términos desde el comienzo, desde la primera levantá que mandó el capataz Manuel Sánchez Amate en el interior del templo. Son doce años los que Sánchez lleva ya mandando los 35 hombres y 15 refrescos que calza el paso del Gran Poder. Antonio Sáncez hizo ayer las funciones de único contraguía al encontrarse Fernando Baglione, el habitual segundo contraguía con problemas de salud. Una vez arriado el paso a las puertas de San Pio X, no faltó a su cita anual Toñi Ruiz, saetera y vecina del barrio. El capataz ‘pagó’ a la cantaora con uno de los claveles rojos ofrendados por los hermanos y vecinos el Viernes de Dolores y que formaban el monte sobre el que Jesús del Gran Poder parecía caminar.

Enseguida el paso buscó la calle Téjar, totalmente repleta de familias enteras de El Zapillo que salieron vistiendo sus mejores galas para dar la bienvenida a su Nazareno. En la calle Bilbao, con la cruz de guía ya encarando la poco acogedora y ayer ventosa Avenida Cabo de Gata, se podían contar alrededor de 200 promesas. Iban caminando o en sillas de ruedas dispuestos a seguir los pasos de Jesús hacia el centro de Almería en la esperanza de que quizá el señor del Gran Poder pueda ayudarles a cargar también con sus particulares problemas diarios.






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