Marta Rodríguez / Evaristo Martínez
23:40 • 22 abr. 2012
De la pecaminosa Sodoma al mágico Hogwarts, de la ficticia Comala a la tangible Nueva York. Un viaje en negro sobre blanco por ocho universos literarios de la mano de ocho guías de lujo.
Antonio Orejudo
“Me gustaría perderme en Sodoma o, en caso de que no fuera posible, en Gomorra. No porque yo sea sodomita, sino porque unos lugares que el Dios del Antiguo Testamento ordenó destruir por sus pecados debieron ser lugares extremadamente divertidos”, confiesa el autor de Un momento de descanso.
Carmen Jiménez
“Me gusta perderme, por su fascinación, en dos territorios irreales que, como dice Luis Mateo Díez, “sólo existen en las palabras y que sólo en ellas pueden habitarse”: la Comala de Juan Rulfo y el Yoknapatawpha de Faulkner. Universos de papel adscritos a la geografía de la imaginación tan reales o más que muchas ciudades del mapa. Da miedo visitarlos, pero me da más miedo aún imaginar qué hubiera sido de mí si nunca me hubiera perdido en ellos”, dice la crítica literaria, autora del blog El mono lector y firma de LA VOZ.
Fernando Martínez
“En mi línea de apostar por lo almeriense y, en especial, por el litoral del Parque Natural de Gabo de Gata-Níjar, donde suelo inspirarme, me decanto por el San José de los cincuenta que Goytisolo describe en Campos de Níjar. Me impresionó mucho cuando lo leí, sobre todo por cómo retrata las penosas circunstancias en que vivía la gente, imagen que choca frontalmente con la del turismo a la que estamos acostumbrados en la zona. Viajar a esa época sería inspirador, por conocer y narrar el drama cotidiano de tantas personas”, sugiere el autor de El mar sigue siendo azul.
Paqui Cruz
“La Úbeda que Muñoz Molina refleja en El jinete polaco. Esta ciudad representa su universo literario. Hace referencia a rincones de la misma, a sus secretos, a sus misterios. A mí lo que me atrajo es que la ves leyendo y vas paseando por sus calles, su conjunto monumental renacentista, que es extraordinario, la casa de las torres, que hoy es la escuela de arte. Ahí se narra una de las historias más enigmáticas, sobre la mujer emparedada. A raíz de esta novela, incluso se ha creado una ruta literaria. Yo la leí en el Club de Lectura de Jaén y nuestro club de la Villaespesa también la trató. Las personas que somos de pueblos de interior nos identificamos con El jinete polaco. Incluso da un poco de añoranza. Te recuerda a tu pueblo, a mí a Iznájar, en Córdoba. Creo que es un lugar literario importante y, además, andaluz”, explica la directora de la Biblioteca Francisco Villaespesa.
José Juan Rosado
“Me gustan sobre todo las historias que transcurren en sitios desagradables o peligrosos, pero puestos a elegir elijo Nueva York por ser una ciudad construida a costa de superponer estratos de ficción: García Lorca ha visto el Apocalipsis en las calles que décadas después destruirían los supervillanos Marvel (aunque es obvio que a Bin Laden no lo inventó ni Stan Lee ni Don deLillo). En Nueva York los personajes de Salinger toman conciencia de las dificultades de la vida y el Gran Gatsby se convierte en un mito fantasmagórico. Nueva York es el hogar de muchos personajes a los que quiero”, apunta el artista gráfico y autor de Los excursionistas místicos.
Isabel Belmonte
“Mi lugar literario es la Roma contemporánea, donde precisamente me encuentro de viaje con una amiga, movida por mi fascinación por El código Da Vinci y Ángeles y demonios, de Dan Brown. Siempre me ha atraído el Vaticano, donde está representada la historia de la Iglesia. Soy de la opinión de que la historia de la religión católica es bastante interesante. Seguro que tiene bastante incógnitas: la Inquisición, los caballeros del temple. Hay muchos aspectos que todavía hoy no saben”. La joven escritora presenta su primera obra, El duodécimo planeta, mañana en la Villaespesa.
Diego Moya
“Los Ángeles de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctri
Antonio Orejudo
“Me gustaría perderme en Sodoma o, en caso de que no fuera posible, en Gomorra. No porque yo sea sodomita, sino porque unos lugares que el Dios del Antiguo Testamento ordenó destruir por sus pecados debieron ser lugares extremadamente divertidos”, confiesa el autor de Un momento de descanso.
Carmen Jiménez
“Me gusta perderme, por su fascinación, en dos territorios irreales que, como dice Luis Mateo Díez, “sólo existen en las palabras y que sólo en ellas pueden habitarse”: la Comala de Juan Rulfo y el Yoknapatawpha de Faulkner. Universos de papel adscritos a la geografía de la imaginación tan reales o más que muchas ciudades del mapa. Da miedo visitarlos, pero me da más miedo aún imaginar qué hubiera sido de mí si nunca me hubiera perdido en ellos”, dice la crítica literaria, autora del blog El mono lector y firma de LA VOZ.
Fernando Martínez
“En mi línea de apostar por lo almeriense y, en especial, por el litoral del Parque Natural de Gabo de Gata-Níjar, donde suelo inspirarme, me decanto por el San José de los cincuenta que Goytisolo describe en Campos de Níjar. Me impresionó mucho cuando lo leí, sobre todo por cómo retrata las penosas circunstancias en que vivía la gente, imagen que choca frontalmente con la del turismo a la que estamos acostumbrados en la zona. Viajar a esa época sería inspirador, por conocer y narrar el drama cotidiano de tantas personas”, sugiere el autor de El mar sigue siendo azul.
Paqui Cruz
“La Úbeda que Muñoz Molina refleja en El jinete polaco. Esta ciudad representa su universo literario. Hace referencia a rincones de la misma, a sus secretos, a sus misterios. A mí lo que me atrajo es que la ves leyendo y vas paseando por sus calles, su conjunto monumental renacentista, que es extraordinario, la casa de las torres, que hoy es la escuela de arte. Ahí se narra una de las historias más enigmáticas, sobre la mujer emparedada. A raíz de esta novela, incluso se ha creado una ruta literaria. Yo la leí en el Club de Lectura de Jaén y nuestro club de la Villaespesa también la trató. Las personas que somos de pueblos de interior nos identificamos con El jinete polaco. Incluso da un poco de añoranza. Te recuerda a tu pueblo, a mí a Iznájar, en Córdoba. Creo que es un lugar literario importante y, además, andaluz”, explica la directora de la Biblioteca Francisco Villaespesa.
José Juan Rosado
“Me gustan sobre todo las historias que transcurren en sitios desagradables o peligrosos, pero puestos a elegir elijo Nueva York por ser una ciudad construida a costa de superponer estratos de ficción: García Lorca ha visto el Apocalipsis en las calles que décadas después destruirían los supervillanos Marvel (aunque es obvio que a Bin Laden no lo inventó ni Stan Lee ni Don deLillo). En Nueva York los personajes de Salinger toman conciencia de las dificultades de la vida y el Gran Gatsby se convierte en un mito fantasmagórico. Nueva York es el hogar de muchos personajes a los que quiero”, apunta el artista gráfico y autor de Los excursionistas místicos.
Isabel Belmonte
“Mi lugar literario es la Roma contemporánea, donde precisamente me encuentro de viaje con una amiga, movida por mi fascinación por El código Da Vinci y Ángeles y demonios, de Dan Brown. Siempre me ha atraído el Vaticano, donde está representada la historia de la Iglesia. Soy de la opinión de que la historia de la religión católica es bastante interesante. Seguro que tiene bastante incógnitas: la Inquisición, los caballeros del temple. Hay muchos aspectos que todavía hoy no saben”. La joven escritora presenta su primera obra, El duodécimo planeta, mañana en la Villaespesa.
Diego Moya
“Los Ángeles de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctri
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