Hubo otros sacamantecas que tiñeron de rojo aquella España supersticiosa, pero el de Gádor se hizo célebre. Tanto, que aquel infanticidio de 1910 no solo alimentó la crónica negra, sino que moldeó una leyenda. Una figura para asustar a los niños ‘malos’. La esencia de los miedos infantiles. Más de un siglo después, ese público adolescente que quizás ya no crea en fantasmas puede disfrutar en los cines de ‘El hombre del saco’ (desde este mismo fin de semana, más tarde en Prime Video). Detrás de la cámara, Ángel Gómez Hernández (Algeciras, 1988), cuya ópera prima, ‘Voces’ (disponible en Netflix), muestra su buen pulso para el género.
¿Su primer recuerdo del Hombre del Saco?
No hay un momento, digamos, fundacional, pero mi padre [el escritor Ángel Gómez Rivero] es el mayor amante del género de terror que conozco. Me he criado teniendo cerca mitos y leyendas, tanto populares como del cine y de las letras.
Y el Hombre del Saco es el alma del miedo infantil.
Sí, es el monstruo de los niños por excelencia, el que aguarda debajo de la cama, dentro del armario, de noche al final del pasillo. Hay algo que me llevó no solo a aceptar este proyecto, sino que marca su ADN: los niños descubren al Hombre del Saco a través de sus padres. Hay monstruos que conocen por el cine, los libros, los cómics, los videojuegos; este no. Y ese vínculo, que llegue a la consciencia de los hijos a través de los padres, lo hace muy poderoso.
La figura terrorífica está, de una u otra manera, en otras culturas. Pero en España está muy ligada al crimen de Gádor. ¿Cuándo lo supo?
Fue precisamente con el arranque de este proyecto. Sabía que tenía un origen concreto, que no era simplemente una leyenda popular, sino que estaba anclado a un acontecimiento real, aunque ahí no sabía ni en qué localidad de España había sucedido ni el nombre del asesino. Me puse a investigar y me di cuenta de que todo estaba muy definido. Muchas leyendas son fruto de tres o cuatro acontecimientos en distintas zonas de la geografía que se acaban unificando o simplificando. En este caso, hay un caso muy concreto: Francisco Leona, en 1910, en Gádor, comete un atroz crimen con el niño Bernardo, por lo que fue capturado y condenado.
Y los padres, como cuenta en la película, alimentaron al propio Hombre del Saco.
Los padres hicieron fuerte esta leyenda para educar a sus niños o para hacer que se portaran bien. Si no hubieran utilizado este macabro acontecimiento para lanzar esas advertencias/amenazas, habría sido un episodio traumático más de los tantísimos que ha habido en España.
En la pantalla aparece de forma fugaz el episodio real, pero no es una película histórica, sino una de terror juvenil y actual.
El suceso real nos da el anclaje y los cimientos para lo que queríamos contar: una fábula, una historia moderna, trepidante, que claramente tenía que estar contada desde la perspectiva de los niños, desde su mirada, porque es el monstruo de los niños. Para mí era fundamental anclar la historia en esa mirada inocente que originariamente cree en este monstruo. Quería modernizar el concepto, traerlo a esas nuevas generaciones que han oído hablar de él, pero sobre las que ya no tiene poder. Hoy en día, para un niño es mucho más terrorífico que le amenacen con quitarle la PlayStation que con que venga el Hombre del Saco.
La película transcurre en Gádor, pero es un Gádor ficticio: rodaron en Canarias, Cádiz y Madrid. ¿Nunca pensaron hacerlo allí?
Sí, llegué a plantearlo por la complejidad de encontrar un Gádor que me convenciera y pensé que por qué no hacerlo en el real. Pero, como imaginarás, entran otros factores: financieros, de producción,...
¿Llegó a localizar aquí?
A través de Street View me pateé Gádor y otros pueblos cercanos. Incluso Cabo de Gata, un lugar que me maravilla, fue otra de las opciones que propuse. Pero no pudo ser.
¿Ha pensado que ficcionar la historia pero usando el nombre de Gádor puede herir alguna susceptibilidad?
Nadie ha utilizado un nombre para inventarse algo y atribuirlo a una localidad. El suceso de 1910 nos sirve como punto de partida, no pretende levantar ampollas. La historia está ahí, no se puede obviar, y si dio lugar a una de las leyendas más ricas a nivel internacional era lógico remontarnos a la fuente y al origen del mito.
Ahora no, pero sí rodó en Tabernas en 2012 ‘Y la muerte le seguía’, un corto wéstern que acaricia el terror.
Fue una locura maravillosa, pero una locura. Ahora la miro y pienso que dónde me metí: tenía 22 años, era un proyecto ambicioso, caro, con 15 caballos, más de 100 figurantes, especialistas, con Manuel Tallafé, Pedro Casablanc, Macarena Gómez, Javier Botet... Fue un proyecto muy bonito, basado en una novela corta de mi padre. Fue una aventura apasionante que guardo con un cariño enorme, pero de una temeridad increíble.
'El hombre del saco' asustará a los más pequeños, pero hará el público juvenil lo pasará bien.
Es una película de terror, aventura, fantasía, misterio, con toques de humor, ágil, ligera. A través de estos elementos podemos llegar a un público más adulto, que va a encontrar unos temas más profundos, pero luego la experiencia es muy entretenida, muy divertida. Es terror, pero terror también muy lúdico, de llevarte esas descargas del susto y de repente, en las siguientes escenas, te estás riendo con una escena cómica. Creo que hará disfrutar al público.
Y con dos de los actores más reconocibles de nuestro terror, que ya estaban en el corto del que hablábamos: Macarena Gómez y, bajo el maquillaje del monstruo, Javier Botet.
Son los dos referentes del género. Ella es una auténtica ‘scream queen’ y él es el monstruo por excelencia. Son amigos y tenían que estar aquí, pero además hay algo indiscutible: si a Javier se lo rifan para hacer todo tipo de monstruos en superproducciones internacionales [‘IT’, ‘Expediente Warren: El caso Enfield’, ‘Slender Man’] cómo no iba a ser el Hombre del Saco, nuestro monstruo nacional.
Tenemos referentes en el cine de terror de Hollywood como Michael Myers ('La noche de Halloween') o Freddy Krueger ('Pesadilla en Elm Street'), versiones del Boogeyman, que sería allí el Hombre del Saco. Pero esta es muy nuestra, sin duda.
Claro, por eso no entendía por qué en España nunca habíamos llegado a explotar esa fuente tan interesante, tan rica, que gozaba ya de tantísimas décadas de asentamiento y conocimiento por parte del público. Es un gancho de marketing espectacular: no tienes que presentar un nombre nuevo y hacer que la gente se acostumbre y descubra quién es. Simplemente con el título el público sabe lo que estás hablando. Eso es oro para una película.
Esa relación entre una figura de terror y la historia negra de España también la emparenta con su anterior largometraje, 'Voces', aunque quizás aquel era un proyecto más personal y este más de encargo.
Es cierto que me retan el encargo de hacer una película sobre el Hombre del Saco. Pero a partir de ahí, desde el minuto uno, con el guionista Juma Fodde nos pusimos a desarrollar el argumento, la narrativa, toda la historia. Al final es un encargo autoral, por así decirlo. Sí es cierto que 'Voces' fue un proceso de tres años escribiendo un guion desde las tripas, desde mi autoría total, levantar el proyecto, la financiación,... Pero sí hay una cosa que responde al hecho de que, efectivamente, para el cine de terror tenemos una riqueza alucinante: a raíz de 'El hombre del saco' he descubierto mucha mitología local, andaluza, del norte, que puede dar lugar a cintas de terror maravillosas.
De hecho, 'El hombre del saco' se emparenta con esa suerte de terror castizo que tan bien está funcionando en nuestro país: 'Verónica', '13 exorcismos', 'Malasaña 32, 'La niña de la comunión', incluso 'Voces', que tienen un pie en los mitos y leyendas urbanas y otro en hechos reales.
Estamos viviendo una época muy buena para el terror. Me quito el traje de director y te hablo como espectador: me siento muy afortunado y muy feliz del cine de terror que se está haciendo en nuestro país. Ya tocaba adentrarnos en este tipo de historias, muy internacionales pero efectivamente con un pie en nuestra cultura y nuestras raíces, para poder exportar nuestras leyendas y acontecimientos. Este tipo de cine de terror directo, sin complejos, donde el disfrute del espectador pasa sencillamente, o complejamente, por ver una película cargada de sustos, de momentos de terror, de tensión, que van a hacer disfrutar al público. Soy muy fan de esas cintas desacomplejadas. ¿Esto qué es? Una película de terror. ¿Qué vas a encontrar? Una experiencia divertida, sustos, una narrativa sólida, un final que se cierra sobre sí mismo. Y a pasarlo bien. Esto, que consumimos en masa cuando viene del cine americano, que lo hace muy bien, me enorgullece que estemos tendiendo a hacerlo en nuestra cinematografía.
'El hombre del saco' es una coproducción entre España y Uruguay. ¿Conocían allí la historia?
Sí, de hecho hasta donde sé, la semilla de decidir hacer una película sobre el Hombre del Saco y sobre la historia de Francisco Leona, surge en Uruguay, hasta allí llega. Y es más, investigando dentro de lo que es el conocimiento que tienen en Estados Unidos de este ser, si te pones a tirar del hilo todo confluye y conecta directamente con Gádor y con el acontecimiento de 1910. Es una leyenda muy popular, que trasciende fronteras. Y si no es el Hombre del Saco, es el Silbón, el Ropavejero, el Viejo de la Bolsa. Hay muchísimos países que han adoptado el Hombre del Saco como un monstruo propio que parte de nuestra cultura. Y hay otros países que no lo tienen pero sí trasuntos que hacen que la película sea perfectamente exportable.
¿Cuáles son los referentes que ha manejado? Al principio, con una actriz muy popular en el cine infantil español de hoy, se marca un 'Scream'...
Queríamos hacer un pequeño guiño a Drew Barrymore (risas). Mucha gente habla de 'Stranger Things' y 'Los Goonies', pero mi referencia principal ha sido 'Una pandilla alucinante (The Monster Squad)', una película que me maravillaba de niño, por ese toque gamberro, pero a su vez respetuoso, con los iconos y los monstruos. También he tenido muy presente la serie de 'Pesadillas', tanto la televisiva como la literaria: la consumía voraz de niño y definió muchos de mis gustos. Es esa línea la que he querido llevar: una historia de niños que combaten con un monstruo, donde hay constantes del cine de aventuras, con un toque cómico y ligero, aunque poco se va adentrando en temas más profundos.
¿Qué monstruos le aterraban de niño?
Tanto 'Voces' como 'El hombre del saco' tienen sorpresa en los créditos. ¿Son solo guiños?
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