La Almería taurina quiere a sus futuros toreros

La Clase Práctica de la Feria de Almería comenzó como ya es habitual en esta Plaza, al final del paseíllo la Banda de San Indalecio interpretó el Himno Nacional, como si los alumnos de las escuelas taurinas estuvieran jurando bandera. Cosas de los tiempos que corren como si se los llevara el diablo. Lo importante estaba en los tendidos. La afición más cercana está de parte de sus futuros toreros y por eso flamearon los pañuelos con cariño.

Abrió plaza Guillermo Corbacho de la Escuela Taurina de Algeciras que no tuvo excesiva suerte con su eral, por manso y por flojo de remos. Aun así el animoso gaditano se armó de temple y paciencia para plasmar su torería. 

De la Escuela Taurina Municipal de Almería, Ernesto Lorenzo quiso seguir haciéndolo en el suyo. Además, lo banderilleó, quizás emulando a Fandi. Le acompañó en el tercio el almeriense Dennis Martín. Parece que el alumno del maestro Ruiz Manuel es aventajado, porque se le ve suelto con la muleta y capaz de darle sentido y orden a la muleta. Y prolongar la faena sintiéndose torero con su enemigo. Poderoso y capaz. 

El Gali, de la Escuela Taurina de Málaga, se las tuvo que ver con un eral descastado, cuya muerte brindó a Ruiz Manuel. Bien visto por el alumno, inició la faena doblándose por bajo para tratar de enmendarle las intenciones. Al astado le sentó bien el tratamiento y la faena se construyó como quiso el malagueño.

El valenciano Alberto Donaire le brindó su eral a Jorge Martínez, seguramente para desearle toda la suerte del mundo en su inminente alternativa. Alberto sueña ya con esa ceremonia y por eso se entregó a un trasteo comprometido, esforzándose en todo lo que el eral proponía, dando muestras de tener lo que hay que tener.

Ya en este cuarto, Dennis Martín dibujó un quite de la mariposa en versión particular rematado en larga cambiada. Un preámbulo de su esforzada actuación ante un animal con más genio que casta que pedía el carné en cada embestida. Item más cuando quiso banderillearlo y el eral se le echó encima. En este tercio también intervino con resolución Ernesto Lorenzo para que Dennis rematara el tercio poniendo en pie los tendidos por su valor y su entrega. El espectáculo siguió creciendo en grados y emociones. Un doloroso revolcón le devolvió a la realidad al valeroso alumno. Pero eso no hizo mella, sobre todo porque arreciaron los aplausos y los vítores. La estocada, excelente.

Cerró plaza el almeriense Héctor Morales, que se vio en el trance de resolver su actuación ante un eral incómodo al que supo verle la distancia adecuada para resolver una más que aceptable actuación, con pases más de mérito y trasmisión al respetable que se volcó con el alumno.