Los campos de Níjar son también para el otoño

Además de sus preciosas playas, el municipio esconde muchos tesoros en su interior

La caldera de Rodalquilar con el mar en el horizonte.
La caldera de Rodalquilar con el mar en el horizonte.
César Lorente Venteo
10:00 • 19 nov. 2023

Las playas de Níjar forman parte del imaginario colectivo de la provincia y hasta son una bandera de orgullo con las que presumir con la gente de otros sitios. Escullos, Isleta del Moro, San José, las Negras o Genoveses son nombres que podemos recitar de carrerilla. De hecho, hay algunas playas como la de Mónsul que forman parte del imaginario colectivo mundial, ya que aparece inmortalizada en obras como ‘El barón Münchhausen", el videoclip de ‘Ave María’ de David Bisbal o la tan imprescindible ‘Indiana Jones y la Última Cruzada’ con Sean Connery espantando unas gaviotas.




Pero es que el interior de este municipio, y el Parque Natural Cabo de Gata - Níjar, también forma parte de ese imaginario, tanto de la provincia como mundial. Todos los almerienses sabemos, desde bien pequeños en el colegio, que el término municipal más grande de la provincia es el de Níjar, lo que nos da una pista de que debe de haber muchas cosas ahí por descubrir. 




Y en el imaginario mundial, este maravilloso interior está plasmado de una manera brutal, a la vez que preciosísima, en 'Campos de Níjar’ de Juan Goytisolo; o tanto en las ‘Bodas de sangre’ de Lorca, si bien solo plasma solo lo ocurrido en el Cortijo del Fraile, como en el ‘Puñal de claveles’, de la inmortal Carmen de Burgos, quien sí hace un fiel detalle de la geografía paisajística y humana de lo que ocurrió en aquel crimen pasional










Sin olvidar que estos paisajes del interior también están grabados para la posteridad en el celuloide, en las imprescindibles obras de Sergio Leone, ‘El bueno, el feo y el malo’ y en la magistral ‘La muerte tenía un precio’, cuyo último tercio transcurre íntegramente en la pedanía de los Albaricoques.




Planes para escapar




Todos estos lugares escondidos, que como decimos forman parte del imaginario colectivo del planeta, son perfectos para visitar durante los meses de otoño ya que el sol de justicia almeriense no aprieta tanto y el frío aún no ha entrado lo suficiente. Por lo que se dan las condiciones perfectas de temperatura para perderse. A continuación se ofrecen una serie de planes pensados teniendo en cuenta el lugar de pernocta para un fin de semana. A saber, Níjar pueblo y pedanías del interior ―si bien si se dispone del tiempo suficiente se pueden juntar todos los destinos, con independencia de donde se pase noche―.


Si decidimos tomar lugar de estancia el pueblo de Níjar tenemos, para empezar, sus propias calles para descubrir. Un entramado morisco, en el que las casas señoriales de estilo típico almeriense se arreciman en la ladera del monte hasta llegar a la cima de la Atalaya. Una vez recorrido el pueblo y haber visto las distintas muestras de artesanía, se puede subir a Huebro, bien a pie o bien en coche. Si se decide subir a pie podremos disfrutar del sendero de los Molinos y ver cómo, durante siglos, las gentes del lugar aprovecharon la fuerza motriz del agua para salir adelante. Tanto si se sube andando como en medio de locomoción, lo importante es llegar al destino, una aldea encaramada en la montaña con nacimiento de agua y con unas vistas a los mares, el Mediterráneo y el de plástico, que según la hora del día no se sabe dónde termina uno y empieza el otro.




Si se opta por alquilar alguna de las casas rurales disponibles en las pedanías de Fernán Pérez, los Albaricoques o Rodalquilar, las opciones para adentrarnos en paisajes atávicos, y casi de otro mundo, son numerosas. La propia caldera, o valle, de Rodalquilar ―protagonista del genial libro ‘Los Inadaptados’ de Carmen de Burgos― es en sí misma un gran destino para recorrer. Para los amantes del cine, el Cortijo del Fraile y Los Albaricoques son una parada imprescindible. Desde la era donde tiene lugar el duelo final de ‘La muerte tenía un precio’, hasta las callejuelas donde se produce el tiroteo previo, donde todavía quedan restos de las explosiones que simulaban los disparos que recibía Clint Eastwood.


Y todo esto sin ni siquiera haber hecho mención a los fabulosos bares que podremos encontrar en cualquiera de los destinos que se elijan. Éstas solo han sido unas pequeñas notas de lo mucho que se puede descubrir en Níjar, pero lo mejor es que uno mismo se deje llevar y comprenda, por sí mismo, por qué estas tierras han maravillado e inspirado a tantos artistas a lo largo de la historia.




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