Nada más entrar en la cafetería Central de la Universidad de Almería, donde se perciben las buenas vibraciones de un fin de semana que aguarda al doblar la esquina, unos chicos se acercan al poeta. “Una foto, maestro”, le piden, y un ‘smartphone’ inmortaliza el momento. Unos metros más allá, un nutrido grupo de jóvenes del colectivo Tormenta de Ideas brindan por el éxito de una jornada que ha acercado a Luis García Montero (Granada, 1958) hasta el campus de La Cañada. “Me ha gustado especialmente que esto haya partido de los alumnos. Yo estudié en una universidad donde no se trataba sólo de buscar un oficio sino de formarse personalmente y de intentar transformar la vida. Mi vocación estaba indisolublemente unida con el compromiso que quería y trataba de buscar. En este sentido, las actividades de los estudiantes eran fundamentales”, cuenta cerveza en mano, mientras aguarda unas croquetas a las que ha echado el ojo nada más acodarse en la barra.
García Montero acaba de alcanzar el ecuador de una jornada muy aprovechada: intervenciones para distintos medios de comunicación, encuentros -y reencuentros- con sus amigos de la universidad y una charla en la que ha recordado al poeta ovetense Ángel González, fallecido hace cuatro años. “Me parece estupendo que una asociación como Tormenta de Ideas quiera homenajear a los poetas. Ha sido emotivo porque no han buscado una conferencia académica sino el homenaje a quien fue uno de mis maestros. Y yo he venido a recordarles la importancia de su poesía, que resumo en un título cargado de significación: Sin esperanza, con convencimiento”, narra, antes de recordar las heridas que se abrieron en el camino. “Entendió que a veces había que defender cosas aunque supiese que no iban a triunfar. Fue un ejemplo ético de eso, de mantener las convicciones, aunque no haya esperanzas”, un ideario que el granadino hace suyo.
El nombre de Ángel González no ha sido el único presente en la conferencia. También se ha recordado a Rafael Alberti, que últimamente ha llenado titulares de desafortunadas noticias. “Me ha dado mucha pena que quiten su nombre del teatro de Huércal-Overa. Lo que le debo como escritor y persona me ha hecho vivir la situación con tristeza y después con asombro. Fue uno de mis grandes maestros y además, en mi relación con él, Almería guarda un lugar importante”. Cree que se han mezclado conceptos. “Alberti ha dado nombre al teatro no por sus ideas políticas sino por su valor como dramaturgo y poeta andaluz. Yo he estudiado a autores que estuvieron en el bando franquista, como Luis Rosales, pero lo he hecho como poeta y siempre he defendido la calidad de su obra”.
Y una vez hecho el daño, ¿existe solución? “Me gustaría que los responsables se sintieran importantes, casi a la altura del Rey de España, y que dijeran: lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir. Y que aprendieran a pedir perdón en público y restituyesen el nombre a Rafael”.
Mientras el poeta apura la caña, José Antonio Griñán está siendo reelegido presidente de la Junta de Andalucía. “Estoy muy ilusionado, creo que se abre un nuevo tiempo político. Entra la izquierda y eso significa poner en duda el discurso de los mercados. Y por otra parte no hay mayoría absoluta del PSOE, que gobernará con IU: eso es fundamental para hacer una renovación interior de la Junta después de tantos años”.
Y aunque corran malos tiempos para la lírica, García Montero lucha por mantener el tipo. “Estamos en un tiempo de descrédito donde se d
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