El templo de la música en Almería que está muriendo

La fundación ha publicado en sus redes sociales que no llega a fin de mes

Pablo Mazuecos junto al 'mural de la fama' de Clasijazz.
Pablo Mazuecos junto al 'mural de la fama' de Clasijazz. La Voz
Elena Ortuño
19:18 • 12 jul. 2024 / actualizado a las 20:18 • 12 jul. 2024

“Si estos 26 años han significado algo, si os lee alguna de las personas que nos ha dicho que gracias a nosotros se animó a ver conciertos, se hizo melómano o puso a su hijo a estudiar música, si puede hacer el esfuerzo, que se haga socio”. Es el mensaje que mandan desde Clasijazz a los almerienses después de que sus redes sociales se inundasen hace unos días de un aviso que tomó por sorpresa a todo el mundo: “Emergencia: no llegamos a fin de mes”.



Todo almeriense ha oído hablar alguna vez de Clasijazz: el corazón cultural de Almería, la meca de las artes, un lugar en el que la música, la danza, el teatro y, en general, el talento se unen para crear, enseñar y, sobre todo, transmitir a su público lo que esconden las corrientes más ‘mainstream’. 



Los inicios



Todo surgió de la mano de 20 amigos y una idea: “¿Por qué existían clubs de fútbol, de tenis, peñas y lugares para absolutamente todo y no existía un local para la música?”, se preguntó Pablo Mazuecos, fundador de Clasijazz. Con ese interrogante instalado en su cabeza, se registró como asociación junto a varios músicos más. Así, en 1998, comenzó Clasijazz.



“Donamos instrumentos nuestros y empezamos a llenar el local”, rememora el pianista. Al principio había dos o tres sillones, todos de segunda mano, sillas de playa y algún que otro ‘mueble’ de cartón. Pero lo que allí ocurría no tenía nada que ver con la precariedad de las infraestructuras: “Lo importante era el contenido, que era constante. Empezamos haciendo dos conciertos al mes para, en muy poco tiempo, multiplicarlos”. 



Se creó un lugar en el que la gente, independientemente de su edad, puede disfrutar de una programación continua por la que no pasa el tiempo: “La música que nosotros ponemos va desde el pop al rock, pasando por el funk o el hip-hop, y, por supuesto, la música clásica y el jazz”, ejemplifica Mazuecos, que lamenta que el panorama actual tenga un anillo de la diversidad cultural bastante más pequeño. 



En la actualidad, organizan actuaciones y sesiones de improvisación todos los días de la semana, así como clases de instrumento, canto, baile y teatro o eventos sociales tanto dentro como fuera de su sede principal. Y es que además de su cuartel general, también están presentes en el pub ‘Port of Spain’ y en ‘El Molino’.



Una trayectoria llena de hitos

En el interior de su local principal, decenas de firmas plasmadas sobre el blanco de una pared recuerdan los grandes músicos que han pisado el suelo de Clasijazz. Es su particular “mural de la fama”, en el que aparecen nombres como Joshua Redman, Lee Konitz, Jordi Savall, Barry Harrys o Cécile McLorin.

Desde formar una residencia artística durante el confinamiento de 2020 hasta hacer improvisaciones de jazz a bordo de un barco, en Clasijazz no han dejado de reinventarse. 


Mazuecos recuerda con cariño una anécdota con el actor y músico Jeff Goldblum, quien fue a practicar piano a la sede almeriense y “se quedó flipado con todas las firmas que encontró en el mural”: “Es como si todo el mundo hollywoodiense del Jazz se hubiera pasado por aquí”, dijo.


Marcar hitos tan importantes como la creación de la primera Big Band compuesta exclusivamente de mujeres no es una aspiración que se haya quedado atrapada en el pasado. La fundación ya ha planeado, si todo sale bien, otros eventos futuros como el 'Amsterdam Meets Clasijazz', un concierto para el que se reunierán los músicos más importantes del panorama holandés y español.


Función social

No hay ningún lugar en las proximidades que realice una labor tan variada y prolífica como la suya: “Los del baile de swing se vienen a ver a teatro y los del teatro se suben a ver el coro gospel. Todos los días hay cosas que nutren a nuestro colectivo al igual que nutren a la sociedad”, explica Mazuecos. Y es que el espíritu incansable de Clasijazz ha funcionado de semilla para una multitud de fundaciones más: “Los hemos inspirado en Mallorca, en Málaga, en Jaén…”.


La labor de la fundación ha generado un cambio cultural en Almería: “Se han creado públicos que antes no iban a conciertos, vecinos que se bajan dos o tres veces a la semana a disfrutar de las jam sessions y a simplemente ver qué pasa en este sitio bohemio”, relata Pablo. La diferencia con otros lugares está en que “no se trata de una filarmónica o una banda que toque un solo estilo”, sino que Clasijazz es interdisciplinar. 


Afirma que su labor trasciende al público adulto: “Hemos hecho algunos conciertos en los que los niños de la primera fila movían la cabeza al ritmo de la música. Hemos enseñado a tocar instrumentos a crios que luego han crecido y se han ido a estudiar música fuera. Es algo muy bonito, todo un orgullo para nosotros”.


Es hora de decidir si seguir o no

Mientras que ‘El Molino’ de Terque y el pub ‘Port of Spain’ se mantienen con sus propias ganancias gracias a la hostelería y a las donaciones, la fundación -ente central del que depende la salud del resto de locales- no consigue “llegar a fin de mes”.


“Entre que la vida ha ido subiendo y los socios han ido bajando”, su fundador revela que no logran cubrir los gastos del alquiler y de los trabajadores sin acumular pérdidas. Es por esto por lo que se han visto obligados a subir la cuota de los socios, no sin antes pensar en cómo compensarlos. “Vamos a agrandar los beneficios que se obtienen con la cuota”, promete Mazuecos, que está manteniendo reuniones con el resto del equipo para decidir cuestiones como si se cierran conciertos únicamente para estos. 


El pianista recuerda que, aunque la cuota sea de 28 euros sin descuento de parado, joven, jubilado, pareja o familiar, la nueva ley de mecenazgo permite que, al hacer la Renta, se devuelva el 80%. Como vemos con plataformas como Netflix o Spotify, la cultura también tiene un precio. Clasijazz no se queda atrás: “No se puede estar así más tiempo, ya hemos aguantado muchísimos años”.



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