Joan Franco, el vasco que se prendó de Las Negras y enamoró al cine almeriense

El fotógrafo vitoriano, afincado en nuestra provincia desde el 2000, fallece a los 65 años

Joan Franco Prado, retratado por el fotógrafo almeriense Rubén García Felices.
Joan Franco Prado, retratado por el fotógrafo almeriense Rubén García Felices. La Voz
Evaristo Martínez
20:54 • 15 oct. 2024

El cine almeriense está de luto. El viernes 11 de octubre, en su tierra natal, falleció Joan Franco Prado (Vitoria, 1959). Tenía 65 años y había pasado los últimos 24 vinculado a Las Negras. Desde allí, cada mañana, saludaba en sus redes con un ‘Buenos días, mundo’ y una imagen del amanecer, recuerda el gestor cultural Alejandro Reyes.

En la pedanía nijareña encontró un hogar y en la gente del audiovisual, una familia. Fue actor, figurante y ejerció distintos roles técnicos tras la cámara. “Era un gran camarógrafo y fotógrafo: aprendí mucho de su saber y experiencia”, dice Diego Pérez Cano, director de ‘El interrogatorio’, película en la que Franco fue director adjunto. 

Manuel Olaya le dio su primer papel “tanto artístico como en producción” en el corto ‘Arizona, 1878’. “Por desgracia, en ‘Agnella’, también el último”, señala sobre esta producción, estrenada en el último Almería Western Film Festival, evento en que se recordó, y mucho, al carismático vasco.

De formación autodidacta, Franco fue el fotógrafo oficial del Festival Internacional de Jazz de Vitoria-Gasteiz desde 1985 a 2000. Diseñó portadas de discos y publicó en revistas especializadas. En Almería expuso su obra en el café Cyrano.



En la pantalla
Desde que tomó contacto con el audiovisual almeriense, compartió horas de rodajes con intérpretes, figurantes, técnicos y directores. “Era nuestra biblioteca de cine”, asegura el actor Antonio Saldaña. “Con un abrazo se disipaban malos rollos ajenos a nosotros. Era una suerte tenerlo cerca”, apunta otro compañero, Miguel Morales.



“Le conocí en un casting, pero yo no iba a la prueba, sino con un micrófono de Canal Sur. La vida nos hizo trabajar juntos en algunos proyectos y compartir muchos ratos de cine. Dentro de un rodaje era el que sabía cómo moverse y dónde colocar cada cosa. Es increíble lo que puede aprender”, destaca Carlos Juan, periodista y productor de Canal Sur. “Soy un impostor y él lo sabía. Fue el único hombre al que le permití chuparme la cara en un rodaje. Nos encontraremos en otra dimensión para devolvérselo”, bromea el músico y actor Javier Arnal. “Se tomaba su trabajo muy en serio. Tenía un gran corazón y daba sin pedir nada a cambio”, sostiene Francisco Yélamos, quien le dirigió en el cortometraje ‘13 años’.




Participó en varios rodajes en Oasys MiniHollywood. “Era un incondicional del parque, siempre dispuesto a apoyar nuevos proyectos a cambio de nada, y regalándote una sonrisa”, indica José María Rodríguez Linde, gerente del poblado de Tabernas. Y en esa misma línea, desde el Café-Bar Ambrosio, sede del museo-cine Almería Wéstern: “Estaba siempre dispuesto a colaborar altruistamente con su característica y sarcástica sonrisa”.



Para la cantante y artista Mar Venzal, era un “espíritu libre” que miraba el mundo “a través de una cámara”. En palabras de la guionista y directora Nieves Gómez, fue un cineasta “generoso, humilde y respetuoso”, con una "increíble personalidad". “Cada amanecer me llevará a esas fotos que nos regalaba. Y como el sonido de las olas del Mediterráneo, resonará en cada rodaje con ese cariño y generosidad que le caracterizaba”, expresa por su parte la actriz Anuska Martínez.



Dejó huella
Además de su entrega al oficio, los que se cruzaron en su camino subrayan su valía humana. “Nuestros caminos se cruzaron por primera vez hace una década, en un rodaje. Desde aquel día, Joan dejó  una huella imborrable en mi corazón y en el de mis alumnos, siempre compartiendo su amor. Le admiraba profundamente", rememora Evelina Zukauskaite, coordinadora de estudios y tutora en EISO (Escuela de Imagen y Sonido de Almería).




“Estaba siempre de buen humor”, manifiesta el chef Alejandro Farace. “Saludar al mundo cada mañana y sacar la lengua en cada selfi: ya se le echa de menos”, añade el atrecista Leonardo Giménez



Para la actriz Terry Bordiú, el vitoriano era “luz de vida” y alguien capaz de lograr que "todos los momentos fueran especiales". Y Elsa Escribano, técnico de Turismo de Diputación, destaca su “sensibilidad” al captar “momentos esenciales” .


“Cada una de mis notas llevarán su recuerdo, su pasión y su ilusión porque simplemente fue una persona inolvidable”, confiesa el compositor David Miralles. Y El Indaliano le despide en verso: “Ya no amanece en Las Negras / como antes amanecía. / Se llevó Joan el pincel / con el que coloreaba / a su cielo cada día”.


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