El Sabina almeriense que vuelve a llenar el Teatro Apolo: “Es un regalo”

Malas Compañías cuelga el cartel de ‘entradas agotadas’ para su concierto de este sábado

El cantante almeriense Justo Mullor, alma de Malas Compañías.
El cantante almeriense Justo Mullor, alma de Malas Compañías. La Voz
Evaristo Martínez
21:33 • 29 nov. 2024

Un día le dieron a elegir entre todas las vidas y él escogió meterse en el traje y la piel de Joaquín Sabina. Así lleva cerca de treinta años, desde aquella noche en la que se coló en nuestros televisores apareciendo entre la niebla de ‘Lluvia de estrellas’ cantando por el de Úbeda. Hoy, Justo Mullor (Almería, 1968) lidera Malas Compañías, la primera banda tributo en España dedicada al cantautor de Úbeda. Con ella, recorre el país de gira, siempre volviendo a casa por Navidad, y con éxito.

Este sábado, a las 20:30 horas, regresa al Teatro Apolo de la capital, donde hace casi un año estrenó esta gira. Como entonces, el cartel de ‘entradas agotadas’ ya cuelga en taquilla. “Y seguramente podríamos haber llenado dos ‘Apolos’. No podemos estar más agradecidos y felices: tocar para los tuyos, para la gente que te quiere, es un regalo”, afirma en una entrevista con LA VOZ.

Será un concierto en el que Mullor y los suyos recorrerán el cancionero de Sabina. “Además de las insustituibles, como ‘Princesa’, ‘Contigo’ y ‘Pacto entre caballeros’, vamos a tocar por primera vez dos o tres temas que nunca hemos interpretado en directo”, adelanta sin querer desvelar cuáles serán esas sorpresas.

El éxito del proyecto, aplaudido por el público, la crítica e incluso el círculo artístico del autor de ‘Y sin embargo’, radica en gran medida en la calidad de los músicos que lo acompañan: José Luis Gayo (batería), Ignacio Carasa (bajo), Facundo Virasoro (guitarras), Miguel A. Fernández (teclados) y Vanesa Cáceres (voces y coros). Además, José María Piqueras se encarga del sonido y José Teruel lidera el apartado audiovisual.

“Más que un equipo, somos una familia. Todos estamos felices de lo que nos ha pasado hasta ahora e ilusionados de lo que nos puede deparar el futuro”, afirma.



Amor eterno
“¡Madre mía, cuánto tiempo!”, exclama Mullor al reflexionar sobre los años que lleva en los escenarios como el Sabina almeriense. “Tengo con él una relación de amor y agradecimiento eterno. Me ha dado momentos que jamás habría vivido de otra manera”, asegura.

A pesar de haberse dado a conocer en ‘Lluvia de estrellas’, aquel programa de Antena 3 protagonizado por voces anónimas que se convertían por unos instantes en conocidas figuras de la música, él no es, ni mucho menos, un imitador. “El que imita, no canta, ni transmite ni te conmueve. Y el que canta por Sabina tiene muchas más posibilidades de hacerlo, y además puede incluso que se parezca en la voz a Sabina”, reflexiona.

Sus conciertos buscan recrear el ambiente que tanto disfrutan los seguidores de Sabina, quien no actúa en Almería desde agosto de 2010, cuando presentó su gira ‘Vinagre y rosas’ en el Palacio de los Juegos Mediterráneos. Fue el primer concierto de aquella Feria.



El mejor Sabina
Para Mullor, el mejor Sabina se encuentra entre finales de los 80 y finales de los 90, una década marcada por álbumes como ‘Hotel, dulce hotel’, ‘Mentiras piadosas’, ‘Física y química’, ‘Esta boca es mía’ y ‘Yo, mi, me, contigo’, su disco favorito. “Coincide con el momento en el que más me gusta su voz”, afirma.

El primer encuentro entre Justo Mullor y Joaquín Sabina tuvo lugar en 1998, en el Hotel Reconquista de Oviedo. Sabina acababa de actuar en la Plaza de Toros, mientras Mullor lo hacía en la de la Catedral como parte de una gira de ‘Lluvia de estrellas’. Desde entonces, han coincidido en varias ocasiones, aunque el almeriense siempre ha mantenido discreción sobre sus conversaciones. “Solo he contado lo que podía: que me dijo que era más guapo y que cantaba mejor que él. Lo que no he contado... es porque no se puede contar”, dice riendo.



Tres lugares ‘sabineros’ en Almería

En su juventud, Mullor militó en grupos locales como A Palo Seco y Tocino de Cielo. A Sabina, quien le saca “veinte valses”, lo vio por primera vez en Almería en 1984, en un concierto junto al desaparecido edificio Trino. Y si tiene que buscar en su ciudad rincones ‘sabineros’ se queda con la calle Real y los pubs La Cueva y Jarapa.








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