Tirarse a un precipicio sin saber qué hay debajo: así es la ‘impro’ en Almería

La empresa Impro¿Qué? cumplió hace poco su primer año de vida en la capital

José Gabriel y Marina durante uno de sus \'shows\' de improvisación.
José Gabriel y Marina durante uno de sus \'shows\' de improvisación. La Voz
Elena Ortuño
11:06 • 10 dic. 2024 / actualizado a las 19:45 • 10 dic. 2024

Cuando José Gabriel Fuentes -José Gabriel para todo aquel que lo conozca como artista- se sube a las tablas no hay una sola alma en el teatro que conozca lo que va a suceder a continuación. Tanto es así, que ni él mismo lo sabe. Sobre el escenario solo están su entrenamiento, alguna que otra sugerencia de espectadores intrigados y una imaginación desbordante con ganas de arrancar muchas carcajadas a su público. Son los ingredientes que constituyen la receta de Impro¿qué?, una empresa de teatro de improvisación fundada por el almeriense y afincada en la capital.



Formado en arte dramático y danza y habiendo recorrido España, llegó a Almería siendo consciente de que la ciudad que lo vio nacer tenía un hueco para que él transmitiera su amor por el teatro. "Me apasionaba el mundo de la improvisación y la comedia y cuando me volví a instalar en la ciudad me di cuenta de que, aunque ya había shows de improvisación, era una tierra aún bastante virgen en ese aspecto", recuerda.



De dar clases sueltas una vez al mes el actor pasó a hacer talleres cada vez más frecuentes, respaldado por una institución cultural tan importante como La Guajira. Hoy, José Gabriel es protagonista de exitosos espectáculos teatrales y el fundador de una marca que "ya está sonando a nivel provincial y en eventos tan necesarios como Fascinadas". Y no solo en la provincia: como afirma el propio actor, "Impro¿Qué? está, además, haciendo ruido en otras escuelas, como en la de Málaga o Granada".



Crecer gracias al teatro



La improvisación es tirarse a un precipicio sin saber qué hay debajo. "Es la rama del teatro que más vértigo da, porque no saber qué va a suceder. Partimos de una base y de herramientas en las que poder apoyarse durante el espectáculo, pero a partir de ahí no solo eres actor. Eres tu propio director, tu propio dramaturgo e incluso tu propio cantante", cuenta el actor, quien afirma que en ese tipo de shows uno va "predispuesto a que lo que pase es lo mejor que podría pasar en ese momento, porque en la improvisación no existe el error". 



Estas cualidades son las que hacen de la disciplina una herramienta perfecta para enseñar a gestionar la frustración: "Si alguna vez te quedas en blanco, no pasa nada. Con la improvisación entiendes que tienes muchas herramientas para sacarle provecho incluso a ese blanco". Las palabras del actor transmiten el aprendizaje continuo que tanto los alumnos como el propio José Gabriel desarrollan en las funciones: "Se te invita a romper muchas barreras contigo mismo: no juzgar o sentirse juzgado, aprender a hablar en público, improvisar laboral y personalmente, aceptar las cosas como son, nutrirse del presente para ponerlo a tu favor...", enumera.



Los secretos tras la improvisación



Los beneficios se entienden después de que el joven se adentre, a través de la palabra, en la dinámica de sus clases. Con ilusión en la voz, relata algunos de los ejercicios que se pueden encontrar en la improvisación. Antes de salir a escena se hace siempre un "trabajo previo": "Cuando te dedicas a esto, siempre debes llevar las gafas puestas. Me explico: cuando ves una película, lees un libro o ves a gente en la calle, hay que aprender. A veces parece que estamos espiándolos", reconoce entre risas. 


Así es como el actor sabe después cómo interpretar a un personaje de Disney o a uno de una película de terror: "Vamos apuntando los factores comunes de esas tramas. en Disney, por ejemplo, hablan con los animales y no tienen padre o madre", puntualiza. La temática para improvisar es uno de los rasgos de lo que se llama "juegos catch", un tipo de espectáculos muy populares que consisten en decenas de juegos para improvisar: "Está, por ejemplo, hablar cambiando el idioma o el juego del abecedario. En ese, la primera frase que digas tiene que iniciar con la a; la siguiente con la b; luego con la c...".


Fue precisamente jugando a este último reto cuando José Gabriel sufrió un episodio que demuestra que también los profesionales se pueden poner nerviosos: "El peor público que tiene un improvisador son los propios improvisadores. Una vez me ocurrió en un torneo teatral y me pidieron que realizase el abecedario. Yo solo recuerdo un sudor frío por la espalda. Me quedé en blanco y conforme iba diciendo cosas iba dando un paso para atrás, hasta que topé con la pared del fondo", recuerda con el humor típico de las vivencias que se convierten en anécdotas.


Presente y futuro

El adentrarse en una de las clases que imparte José Gabriel es introducirse en un mundo en el que ni la edad ni los prejuicios existen. "Es verdad que mis clases están recomendadas para gente mayor de 16 años, pero a partir de ahí te puedes encontrar tanto a chavales como a personas de 60 o 70 años. He dado talleres a parte incluso a niños, que son todo un espectáculo", explica. Para él, la heterogeneidad en sus alumnos es un orgullo y así lo imprime en su voz: "Hay algunos que son profesores, otros químicos, haciendo un máster, periodistas...".


Preguntado por el futuro, el actor lo tiene claro. Le gustaría ahondar más en los espectáculos de largo formato, que no necesariamente tienen que ser tan cómicos como los juegos. "Quiero un show propio más extendido y me gustaría hacerlo en el Teatro Apolo", reconoce. Sobre el largo plazo, sus planes aumentan en ambición: "Me gustaría que la escuela se convierta en un sitio de referencia de 'impro' en Almería. que haya muchas clases, una comunidad... una comunidad muy grande de amigos que ame la cultura".


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