Puede que el mejor momento para hablar con un cantautor sea la noche, y el mejor lugar, la barra de un bar, justo después de un concierto. Pero esta conversación se realiza a plena luz del día, en una céntrica y moderna cafetería donde se cuelan por los ventanales los colores y las voces, las idas y venidas, de una ciudad que ya lleva unas horas despierta. “Soy un enganchado al café, tomo muchos y empiezo siempre por el de la mañana. Peco de desayunar con frecuencia en la calle y, claro, luego me tengo que recortar de otras cosas”, confiesa César Maldonado (Almería, 1979) delante de un cortado que, efectivamente, ya no es el primero de esta jornada.
Es difícil cuadrar la entrevista por sus turnos de trabajo en una planta de biodiésel de Níjar, actividad profesional que compagina con una pasión, la música, de la que vivió un tiempo y que ahora, tras unos años desatendida, ha vuelto a conquistar con las ganas de un adolescente. “Los gustos, igual que vienen, desaparecen, y en 2005 decidí probar otras cosas, otros trabajos. Y poco a poco, casi sin querer, fui abandonando la música”. Cerraba así una etapa de cinco años en la que se movió con la soltura de un veterano por los circuitos de la canción de autor, donde ganó varios premios. “Me fui a estudiar a Granada en el 2000 y tuve la suerte, o la mala suerte según se mire, de irme a vivir a un piso que estaba al lado de La Tertulia [carismático local de música en vivo]. Esa fue mi perdición”.
Tras aquel sueño, y el posterior silencio, el renacer, la necesidad de volver a coger la guitarra, de escribir canciones y, sobre todo, de compartirlas. Fue hace tres años. “Había perdido muchos contactos, los locales por los que me movía habían cerrado o cambiado de dueño y la moda de los cantautores había pasado. Me costó engancharme porque ya nadie se acordaba de mí e iba muy poca gente a los conciertos. Ha sido difícil volver pero también divertido”.
Los últimos meses están siendo muy intensos, con actuaciones cada vez más frecuentes en la provincia y fuera de ella. El próximo, hoy mismo, desde las siete de la tarde en el Muro de la Vela de la Alcazaba, en el encuentro poético-artístico ‘Alcazaba/Gazela’. ¿Quién dijo que en Almería no había vida cultural? “Es algo que me crispa. La cultura musical no se mide en cantidades sino en la actitud de un pueblo frente a la música. Almería es una ciudad pequeña pero hay locales: yo voy a conciertos de gente como Kike Parra, Sensi Falán, Luis Jaén, mi hermano, Jesús Maldonado, o Music Box... Hay infinidad de artistas que apuestan por hacer su música”.
La situación, sin embargo, no es fácil. ¿Contra la crisis se canta mejor? “Vivimos en un sistema en el que no tener un duro afecta a todos los niveles. A los pequeños locales que hacen conciertos les cuesta que la gente vaya y consuma, y si no hay negocio, no puedo cantar. No te lo digo en el sentido de ganar dinero sino de que haya menos gente a quien cantar: mis temas los compongo para enseñárselos a los demás, es una necesidad”.
Canciones en las que habla de muchas cosas; sobre todo, de las cosas que afectan a muchos. “Me gusta hablar de todo lo que repercute en la vida social, porque lo que afecta a uno, afecta a todos: de la política, la religión, el amor... Pero siempre desde la perspectiva de lo social”. ¿Se considera un músico comprometido? “Cualquier artista, no sólo un cantautor o un músico, debe tener un compromiso porque en su trabajo
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/5/vivir/32224/cesar-maldonado-cualquier-artista-debe-tener-un-compromiso