José Guerrero, fotógrafo e impresor de Cuevas del Almanzora, salio a recorrer campo el pasado domingo por la tarde y descubrió, por casualidad, un fósil marino parcialmente desenterrado. Tras dar con el hallazgo, en el paraje conocido como Rambla Cirera, intentó ponerse en contacto con un amigo aficionado a la paleontología, pero no consiguió hablar con él. Empezaba a oscurecer, y tras hacer unas fotos de testimonio, decidió marcharse y volver al día siguiente. Así lo hizo Guerrero, acompañado por un agente de la Guardia Civil, pero los restos habían sido ya expoliados.
Según el fotógrafo, el agente de la Benemérita le indicó que pondría el hecho en conocimiento del Seprona por si hubiera oportunidad de recuperarlo.
Como se aprecia en la fotografía, se trata de los posibles restos de un cetáceo que, según el propio Guerrero, aparecía con unas vértebras semienterradas de más de veinte centímetros.
Se desconoce, por el momento si el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil con base en Garrucha ha abierto expediente al respecto.
Asegura el fotógrafo que “los supuestos expoliadores se dieron bastante prisa en llevarse los restos y dejaron huellas de haber encendido una fogata al lado”. En la imagen se ven también cáscaras de naranjas y restos de granadas.
El hallazgo de Guerrero ha generado un amplio debate en las redes sociales en Cuevas del Almanzora. Hay quien apunta que este tipo de piezas son muy apreciadas por coleccionistas y tienen una gran cotización y demanda en comercios y mercados de antigüedades.
Las piezas del supuesto cetáceo, en cualquier caso, según Guerrero, eran de considerable tamaño y el expolio se tuvo que realizar entre las últimas horas del domingo siete de octubre y las primeras horas del lunes ocho de octubre.
Algunos parajes de Cuevas del Almanzora como Cirera, Fuente Alamo o Calguerín, han sido estudiados por paleontólogos desde hace décadas como posible ubicación de cementerio de animales marinos en diversas eras prehistóricas.
Cuevas tiene también una gran riqueza arqueológica con poblados como Fuente Alamo que han sido estudiados por científicos y han sido origen de numerosos tratados firmados por autores como Oswaldo Arteaga.
En cualquier caso, ante este fortuito hallazgo, el lamento ha sido generalizado entre muchos hallazgos amantes de su patrimonio histórico y prehistórico. Lo previsible para muchos es que los cotizados restos hayan sido puestos a buen recaudo y circulen en catálogos de coleccionistas de este tipo de piezas. No obstante, Guerrero cree que, con suerte, quizá podría encontrarse alguna pista que diera lugar a una posible recuperación de estos restos del animal marino.
La desaparecida ballena de Roswarg
Los primeros descubrimientos paleontológicos documentados se deben al ingeniero de minas Clemente Roswarg, que excavó en marzo de 1878 los restos de un cetáceo fósil de unos 12,5 metros de largo, hallado en la Rambla Cirera, en Cuevas del Almanzora, el mismo lugar donde José Guerrero encontró otros restos el pasado domingo. Según documentan los investigadores Grima y Bolea, los restos fueron embalados en cajas y llevados a Garrucha con objeto de embarcarlos a Marsella a la Exposición Universal de París. Nunca se trasladaron y terminaron por desaparecer.
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