Antonio Benítez expone en el CAF su obra sobre Chernobyl

Antonio Benítez expone en el CAF su obra sobre Chernobyl

Guillermo Fuertes
21:49 • 08 jul. 2013

Es una fecha marcada en la Historia. Ese día, 26 de abril de 1986, la Humanidad vio hacerse realidad una de sus grandes pesadillas. Siempre hemos mirado de reojo a la energía nuclear, el gran logro de la ciencia en el siglo XX que, como el voluble genio de una lámpara, nos podría salvar como especie, pero también destruir si no es tratado con la atención que se merece.


Ese día, al comenzar el mediodía, en la central de Chernobyl se desató lo que los técnicos describieron como un accidente, pero todos recordamos como una tragedia: 200 toneladas de material radiactivo, unas 400 bombas como la de Hiroshima, se esparcieron por la atmósfera y llegaron a media Europa en un evento que también demostró que la Naturaleza siempre ha sido global, antes que nosotros inventáramos el término.


Prypiat




Veinticinco años después, Antonio Benítez Barrios se plantó con su cámara ante el escenario de la pesadilla. Durante dos semanas trabajó en Prypiat, la ciudad que se fundó en 1970 para los trabajadores de la planta, con una cámara digital y otra analógica (soviética y de la época del accidente), un trípode, y mucha ropa de abrigo. Lo acompañaban un chofer, un traductor y un guía. Y el invierno ruso.


De allí ha traído estas imágenes tremendas que componen la exposición ‘Chernobyl+25’, que a partir de ayer se muestran en una sala del Centro Andaluz de la Fotografía, hasta el 15 de septiembre. 35 fotografías escogidas de entre un abundante material gráfico, en las que el fotoperiodista escruta en los espacios abandonados, más que la huella de la destrucción, las de la vida que los habitó.




“Antonio Benítez habla más de la gente de Prypiat sin mostrarla que de la ciudad”, afirmó Pablo Juliá, director del CAF, durante la presentación de la muestra. “Algunos fotógrafos han elegido la temática de Chernobyl como el paradigma de la destrucción, pero pocos como él han desarrollado esta extraña poesía evocadora de la ausencia de la gente que vivió allí y sufrió esa experiencia horrible”.


Cerrada como zona militar, allí solo entran ahora soldados y militares. “Llevo mucho tiempo viajando y enfrentándome a situaciones tensas y violentas, por mi fotografía. Pero esta, lejos de ser incómoda, porque podía moverme a mi antojo por allí, me producía un gran desasosiego”, exlicó Benítez. “Y ciertamente, miedo. No encontraba señales de vida, ropa, zapatos, fotografías... Hubo dos sitios, la escuela y el hospital, que transmitían eso, el desasosiego de la ausencia real de vida”.




Desencaja 


Antonio Benítez Barrios es de Algeciras, y ya tiene a sus espaldas un abultado currículum nutrido de varios premios. Este trabajo sobre Prypiat resultó finalista en el concurso Desencaja del año 2011, y ahora llega al CAF en un empeño consciente de esta institución por incorporar a su proyecto el trabajo de jóvenes fotógrafos.


Actualmente trabaja en un proyecto que abarca toda Europa. Como freelance también trabaja para dos agencias de noticias en Viena y Estados Unidos, así como en publicidad, una labor que compagina con proyectos personales como éste.


Su relación con Almería es extensa. Aquí ha recibido varios premios, y en el propio CAF recibió un curso de José María Mellado sobre fotografía digital que, reconoce, marcó su carrera. Ahora expone allí mismo, con producción del centro y de la consejería de Cultura y Deporte.


En la tarde de ayer, poco antes de la inauguración, el fotógrafo realizó una visita guiada a la exposición. Luego, en el acto, la violinista María Victoria Ubago, profesora del Conservatorio de Música de Almería, interpretó piezas de Bach y Prokofiev.


“La clave de estas fotos es el aire”


Antonio compone siempre sus imágenes de un manera asímetrica, extraña, donde el centro generalmente no tiene nada y lo encuentras más abajo”, reflexiona Pablo Juliá.


“Por ejemplo, el piano en el salón, o la noria en la nieve... De modo que la verdadera clave de las fotos es el aire que tienen. El aire. Es lo que te da una atmósfera, lo que le ha funcionado en este trabajo para transmitir ese desasosiego que sintió allí”.



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