“Flashmob” en el Mercado. La OCAL y su coro sorprenden al público

La mañana transcurría apacible en el mercado Central de Almería. Era sábado, había amanecido un día soleado, y por los pasillos y puestos se aglomeraban paseantes, vendedores y compradores. Todo se desarrollaba con esa suerte de calma ajetreada que se vive en los mercados de toda la vida. Sin sobresaltos. tiempo y pura vida. Y, sin embargo...

Sin embargo, algo estaba pasando, se sentía en el aire. Un grupo de violonchelistas, por ejemplo, habían comenzado a tocar una suite de Bach poco antes de las once y media. Y por allí se podía ver al director británico Michael Thomas haciendo fotos, en algunos p uestos habían aparecido nuevos dependientes, y  algunos músicos caminaban y miraban los productos con sus instrumentos bajo el brazo...

“Flipando”

De pronto, Thomas se situó en el centro del Mercado, se irguió y alzó los brazos. A su orden, un timbalero comenzó con los primeros compases de una melodía. A su llamada, casi en todo el recinto comenzaron a ocurrir cosas.

Los ‘nuevos’ dependientes sacaron sus instrumentos y saltaron a los pasillos, muchos ‘compradores’ los imitaron, tomando sus instrumentos de los recovecos donde los habían escondido. Desde muchos rincones, y por las escaleras mecánicas, fue apareciendo un coro. La música fue creciendo, tomando forma, haciéndose reconocible: era el ‘O Fortuna’, la conocida pieza que abre la cantata ‘Carmina Burana’, de Carl Orff.

“La gente flipaba”, dice el violinista José Vélez, “empezaron a sacar cámaras, a filmar, a aplaudir, a reunirse en torno a los músicos...”. Había cientos de personas, apenas se podía caminar, la música crecía. El Mercado Central, además, se reveló como un recinto con una magnífica acústica, “no lo esperábamos, nos sorprendió a nosotros mismos”, dice Vélez.

Emociones

Fue un ‘flashmob’ en toda regla. Una ‘multitud instantánea’, como se traduce el término; una acción organizada por una grupo de personas que se acomete de forma sorpresiva y efímera en un lugar público.

Pero este, además, era de una gran categoría: la Orquesta Ciudad de Almería al completo, y con su director; su coro de 70 voces, también en pleno. Y como música, una de las piezas clásicas más potentes y reconocibles del montaje que por estos días ha presentado la orquesta en el Auditorio Maestro Padilla, en un impresionante montaje de La Fura dels Baus.

El ‘O Fortuna’, ya sabemos, va subiendo, sobrecogiendo el alma. Y así ocurrió en el Mercado Central. Cuando terminó, a lo grande, todo se desvaneció como había aparecido. Músicos, director y coros se marcharon apresuradamente, cada uno por su lado. La gente, emocionada, pedía más, pero las ‘leyes’ de un ‘flashmob’ son tajantes en ese sentido: hay que dispersarse rápido. “Es que es eso, un ‘flash’...”, dice Vélez.

“Fue impresionante”, añade el violinista, concertino de la OCAL. “El volumen, las emociones, hubo gente que hasta lloró. Y también, por parte de la orquesta y el coro, fue sensacional: no faltó nadie. Fueron unos minutos, pero un subidón de emociones que será difícil olvidar”.