Camino a la normalización

Seis chicos de Asalsido marchan hasta Santiago 

Integrantes de Asalsido culminan su aventura.
Integrantes de Asalsido culminan su aventura.
Noelia Lázaro
22:22 • 15 sept. 2015

No es la primera vez que desde  las Asociación Almeriense de Síndrome de Down, Asalsido, realizan escapadas fuera de la provincia. Pero la de este año ha sido distinta por el valor del sacrificio y la experiencia de vida que les ha aportado. 





El 25 aniversario del nacimiento de la Asociación hizo a Manuela Domínguez, trabajadora social,  plantear una propuesta diferente para disfrutar de este verano; hacer con los chicos el Camino de Santiago. Dicho y hecho. El plan estaba en marcha. “Decidimos crear unos grupos de entrenamiento para ver quiénes tenían forma física y autonomía para poder afrontar el reto” relata a LA VOZ Manuela.  “Quedábamos un día a la semana y hacíamos rutas por la provincia como por ejemplo la del Molino y el Agua en el municipio de Abla, del Paseo Marítimo de Almería a la Universidad o también la conexión del Puerto de Roquetas al de Aguadulce”, añade. 




En marcha El resultado fue la selección de un grupo compuesto por seis chicos y dos monitores (Josep Badal y la propia Manuela) quienes iniciaron el viaje este verano. La ruta elegida; el Camino Portugués. Un total de 124 km en ruta, partiendo desde la localidad de Tui, que abordaron sin complejos en un total de 7 etapas; a una media de 20 km por día y gracias al patrocinio de 4 empresas de la tierra (ParqueNet, Macofi, Laboratorios Pedro Echeverria y Capa). 
La experiencia ha sido muy enriquecedora. “Lo que más les sorprendía al principio es que no hubiese ningún autobús para llevarlos a los sitios” afirma Manuela, “pero enseguida entraron en la dinámica”. Disciplinados como los que más, a diario preparaban su avituallamiento, protegían sus pies y a andar se ha dicho. “Se portaron muy bien, a la gente les sorprendía”, relata.  




Normalización Manuela tiene claro que para ellos lo más importante ha sido “conocer a otra gente, ver lo que han hecho sin limitaciones. Ha habido mucha superación y el no sentirse diferente”. Eso sí, reconoce que aún queda “mucho trabajo” para que el de Santiago sea un camino sin barreras, para que las personas con movilidad reducida puedan disfrutar de un pequeño retazo de esta experiencia. Y sobre todo  según Manuela, nos queda mucho como sociedad para afrontar el reto de la “normalización del Down”.  Son muchas las personas que “tienen un desconocimiento profundo de las capacidades de quienes tienen Síndrome de Down” por eso encontramos alguna que otra “mirada incómoda y sorpresa por lo que estaban haciendo solos, en igualdad”. 





Satisfechos en cualquier caso con los resultados están dispuestos a repetir ruta. Eso sí, intentando mejorar y aprender de lo vivido. “Voy a volver a proponer el viaje a la junta de la asociación. Me gustaría que pudieran incorporarse más patrocinadores, voluntarios y un coche de apoyo que permitiera venir a otros chicos con menos autonomía”. 
Ése será otro reto y hasta entonces tienen por delante todo un año para ponerse en forma. De momento, ya han comenzado otro camino ilusionante; el del nuevo curso al que llegan con una mochila repleta de experiencias, de vivencias e incipientes sensaciones  que trasmitir a todos. 







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