Cádiz se prepara para sus días de Carnaval, pero ayer estaba el Almería en Carranza para adelantarlos. Perder partidos, de una forma u otra, es como el pan de cada día para futbolistas, entrenador y aficionados. En definitiva, por mucho empeño que se ponga, el resultado sigue siendo el mismo. El cuerpo ya no aguanta decepciones como la de Cádiz. Un rival con diez desde el inicio de la segunda mitad aprovechó un contragolpe para finiquitar a los rojiblancos, hundidos en descenso al sumar la cuarta derrota consecutiva.
Uno más
El Cádiz supo manejar el duelo en inferioridad tras la expulsión de Sankaré, por una falta a Chuli. Hasta el más pesimista pensaba que iba a ser el día, que el equipo de Soriano daría carpetazo a la mala racha y se reengancharía a la lucha por la salvación. Pero este Almería sigue siendo un conjunto indefinido, que no termina las jugadas. Y todo después de una primera parte que, sin ser tan deplorable como la de Reus, volvió a arrojar otro dato contundente: ningún disparo entre los tres palos.
Soriano ni nadie quiere fallar en los cambios, aunque el fútbol, más que la mala fortuna, quiso que Diamanka, que sustituyó a Vélez, perdiera un balón fácil mientras sus compañeros montaban la contra. Error garrafal, jugada al limbo y respuesta del Cádiz en forma de golazo. Aitor García, curiosamente un ex del Almería, buscó desde el lateral del área hueco para el disparo y colocó la pelota imposible para Casto, ajustada al palo izquierdo. Carranza creyó en sus futbolistas, hasta en inferioridad, y los rojiblancos se aferraban a esa pizca de fortuna que nunca llega, por méritos propios. Es fácil resumir la situación de uno y otro equipo: el Cádiz sabía que tendría su momento y supo esperarlo, y encontró el premio del gol con un Almería incompleto, indeciso a la hora de buscar la victoria. En el otro bando, el balón al palo de Corona nada más comenzar el segundo periodo, aún estando once contra once bajó los ya de por sí muy bajos niveles de confianza y moral.
Sin mensaje
Sigue el particular calvario a domicilio, siendo el peor equipo de Segunda lejos de su campo, con 3 puntos de 36 posibles. Ya no son los datos, es lo poco que transmite el Almería a sus fieles e incluso a su entrenador, un Fernando Soriano que no encuentra soluciones.
Ni el Cádiz hizo el partido de su vida ni el Almería tampoco mereció un castigo tan grande, pero en el fútbol se vive de los goles y no de merecimientos. Si no puedes ganar, aunque sea contra diez, al menos no pierdas. Ni por ahí se escapa el equipo.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/6/deportes/121942/carnaval-en-cadiz-con-el-almeria-de-soriano