El Almería dejó en Barcelona la peor de las sensaciones. En el mismo campo donde la pasada temporada tocaba fondo con Francisco, esta vez con JIM, la imagen fue la de un equipo hundido y resignado a su suerte.
No fue el Espanyol un equipo fiero que te sacara del campo. Solo se limitó a buscar el hueco enorme de la banda izquierda para sentenciar en 3 minutos. Los rivales se saben de memoria las carencias del Almería y las explotan a la perfección.
Hemos pasado de los pequeños detalles con Francisco, que nos llevaban a la derrota, a un Almería en las tres últimas jornadas que ha perdido el efecto JIM y que no sabe a lo que juega. Vamos, no tiene ni idea.
Vigo y Málaga mostraron a un Almería sólido y solidario. Donde estaba la pelota había apoyos y soluciones, pero esto dio hasta el descanso del Almería-Sevilla y unos minutos locos en Valencia. Lo demás lo dejo para JIM. Yo no sabría explicarlo.
En Barcelona el Almería habló de usted a un equipo más de la Liga. En Barcelona la primera mitad fue propia de un equipo hundido y sin recursos. En Barcelona la afición del Almería se dio cuenta de que no era culpa de Francisco.
JIM y Verza hablaron muy claro tras el partido pero esto no consuela a unos aficionados que vieron como el Español a medio gas jugó con el partido a su antojo haciendo lo que quería.
Hemos pasado del Almería de Francisco que perdía por pequeños detalles a un Almería de lujo que sale al campo a verlas venir. Un equipo que ataca con pocos jugadores y defiende mal. Un equipo que regala la pelota y cierra mal. Un equipo que da el balón a Edgar o a Wellington y que se busquen la vida. Un equipo que hace los cambios tarde y mal. Un equipo que... da dolor de cabeza señores.
Cuando una afición sufre de impotencia no le queda otra que aceptar el error del modelo. La plantilla no da más de sí.
Y lo peor de todo es que esto no se arregla en el mercado de invierno.
Almería se pregunta después de media Liga a qué juega su equipo.
Espero que no terminemos lavando los calzoncillos en la Puerta de Purchena
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