Un año más, se han desarrollado los campeonatos Andaluces de Selecciones Provinciales de Infantiles y Cadetes, la joya de la corona de la Real Federación Andaluza de Futbol, a la que hay que felicitar, como siempre, por tan lucido evento, el XXX me parece. Esta temporada tocaba celebrarlos en Jaén, a cuya Delegación también hay que felicitar por la organización.
Pasa un año y otro y, para justificar derrotas, siempre se acude al mismo tópico: que las Delegaciones con más habitantes, mayor número de fichas, competiciones más numerosas,…, siempre van a estar en las finales. Y eso se suelta así, como un tópico genérico y abstracto sin ningún razonamiento para justificarlo, bueno sí, porque tienen más donde elegir, se dice.
Estoy de acuerdo que la abundancia para escoger puede ser una ventaja, pero no definitiva; me explico:
Los protagonistas son todos chavales que empiezan a jugar en las escuelas y más tarde fichan en equipos y empiezan a competir; porque destacan en sus equipos, los seleccionadores los eligen y van con sus compañeros a enfrentarse a otras selecciones en estos Campeonatos de referencia. Hasta aquí todo normal, todos son iguales, verdad? Entonces, donde está la diferencia?, por qué esa superioridad?.
Yo lo tengo claro, y es que el futbolista que pertenece a una delegación con abundancia de fichas, tiene que jugarse su puesto ante más compañeros y tiene que rendir mucho más, poner sus condiciones a tope si quiere hacerse con la titularidad. En cambio, el que pertenece a una delegación más pobre en fichas, tiene menos competidores y consigue su objetivo con menos esfuerzo.
En los partidillos que se hacen para prepararse para la competición, como son los mejores de su categoría, los ganan y lucen, parece que nos vamos a comer el mundo; …este año sí!, pero no, la valía real la tendríamos que ver enfrentándose a un equipo de alguna de esas provincias numerosas. Luego llega la hora de la verdad y ahí se ven las carencias: el rival, siendo de su misma categoría, es más potente, le pone más coraje, le gana todas las disputas y lo pone en su sitio real.
En condiciones normales, jugándole al contrario de igual a igual, no hay nada que hacer, el ritmo que impone el rival, habitual en ellos por pura ley de supervivencia que he explicado antes, te condena al fracaso; aquí entra en danza la TÁCTICA, tienes que hacer algo distinto, algo que sorprenda y que te de la INICIATIVA.
Soluciones hay, no quiero terminar con otro tópico
…desde esta parte del mundo, por el bien de nuestro deporte rey.
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