Cada vez que empiezo un curso nuevo de entrenadores, para comprobar el nivel e interesarles en todo lo que les queda por aprender, me gusta interrogar a los alumnos con una pregunta: disponéis para vuestro equipo con: un jugador tácticamente bueno y técnicamente regular o al contrario, regular tácticamente y muy bueno técnicamente, ¿a cual preferís?”. Como os podéis figurar, hay respuestas para todos los gustos, hasta que lo aclaro y alguno se siente turbado.
En cualquier acto voluntario, y las acciones que desarrollan los jugadores en el campo lo son, el hombre: percibe, concibe, decide y ejecuta; es decir, desde que aparece el estímulo en forma de problema que hay que resolver, el jugador percibe la situación por alguno de sus sentidos, generalmente la vista, y pasa a analizarla, ¿qué pasa? se podría preguntar.
Concibe una solución de entre las que cuenta en el catálogo de su memoria táctica por haberlas vivido antes en partidos y entrenamientos, ¿qué hago? se pregunta ahora, y toma la decisión de utilizar una de ellas.
Una vez que toma la decisión, pasa a ejecutarla; es la respuesta al ¿cómo lo hago?; es lo que vemos desde la grada, el desarrollo motriz, el devenir del balón de un sitio a otro.
Bien, pues todo el proceso intelectivo, desde que aparece el problema, hasta que toma la decisión, eso es táctica, y la ejecución de esa decisión tomada, es la técnica; entonces,…¿de que nos vale un futbolista que tome muy buenas decisiones, es decir, que sea muy bueno tácticamente si luego no las va a ejecutar bien porque técnicamente es malo?; y al contrario ¿para qué queremos un jugador capaz de ejecutar cualquier decisión si las decisiones son malas? Es obvio que la táctica y la técnica están unidas indisolublemente, y que la técnica, por tanto, es el medio que emplea la táctica para ejecutar sus intenciones.
Tomar la mejor decisión para resolver un problema y ejecutarla correctamente, se llama “habilidad específica”, es la táctica individual y base de la táctica colectiva.
Desde ahora, en vez de decir que este o aquel es malo, que es un concepto demasiado abstracto, debemos concretar y decir en que falla.
Cerremos los ojos, visualicemos cualquier partido de fútbol y empecemos a poner nombres y apellidos…¡ojalá todos los jugadores de nuestro equipo tuvieran una buena habilidad específica!
Desde esta parte del mundo, desde Almería, por el bien de nuestro deporte rey, que es el fútbol.
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