Mañana de mucho ajetreo en el campo de la Vega. Pasadas las 10:30 horas, Miguel Rivera y el responsable de la cantera rojiblanca, Andrés Fernández, charlaban sobre el césped de la difícil situación por la que está atravesando el filial. Al finalizar, el míster entró en su vestuario para reunirse otra vez con la plantilla. Lo hizo en su caseta, con puerta y ventanas cerradas para que todo quedara en secreto. La charla se extendió casi una hora, en la que todos se miraron a la cara buscando soluciones a un problema que puede acabar con la cantera en Tercera División.
Llegó Carrillo
Mientras Rivera y su equipo estaban reunidos en su vestuario, el Almería llegaba a La Vega con Cristian Herrera y Lolo Reyes a la cabeza. Comenzó a entrenar el primer equipo y, a las 11:25 horas, el filial salía del campo camino del Anexo, donde se ejercitó hasta la una de la tarde. El único jugador que no entró fue el nigeriano Ramón Azeez, que está lesionado y se quedó en la sala médica. Es la semana más difícil para Miguel Rivera desde que llegó al Almería y sabe que está en juego tanto su futuro como el del equipo. Ajeno a lo que sucedía en el vestuario de técnicos, los hombres de Joan Carrillo practicaban los centros y remates a puerta.
Fin de año
El Almería puede vivir una amarga despedida de 2015. Actualmente, los dos equipos punteros del club ocupan plaza de descenso. El primer equipo recibe al Huesca y para pasar la Navidad fuera de la quema, es necesario ganar a los oscenses y al Real Oviedo la próxima semana. El filial lo tiene algo más sencillo, porque derrotando al Sevilla Atlético puede superar a Villanovense y Jumilla. Acabará el año visitando al Betis B.
La mañana en la Vega no tuvo un momento de calma. Mientras Rivera se reunía con su equipo, Carrillo vivía a tope su entrenamiento.
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