El paquetede don Diego

Emilio Ruiz
01:00 • 01 may. 2016

Don Diego Alonso Berbel es un personaje muy conocido en los periódicos de Almería. Aún sigue manifestando sus inquietudes a través de las Cartas al Director, algo que ya casi nadie hace (ahora, por lo general, la histórica sección es cubierta por personal de la propia Redacción, que firma con identidad inventada). El hombre se atreve con todo: lo mismo se pronuncia sobre lo que considera un mal planteamiento de Gorosito en un partido de la Unión Deportiva Almería que expone una planificación sobre las comunicaciones ferroviarias de la provincia. Le asiste una vasta cultura: ha sido cura, maestro de escuela, director de colegio y escritor de un par de libros. Además, es de Albox, que es casi más que todo eso junto. A mí me encantan sus misivas periodísticas. Están bien redactadas, son emotivas y tienen un saborcillo de nostalgia que agrada a los sentidos.
No conozco personalmente a don Diego. Debe ser un hombre ya mayor, y una de esas adorables personas que paralizaron el curso de la historia a mediados del siglo pasado y que piensan que todo lo que después ha venido no es más que el deterioro de lo que había. Su última carta me ha entusiasmado. Es un canto a lo tradicional, a las esencias, a lo auténtico. Tenía don Diego necesidad de mandar un paquete desde Almería, donde ahora vive, a su pueblo. “Un paquete de libros que pesa 20 kilos”, precisa, para que no haya equívocos. ¿Y cómo intenta mandar don Diego el paquete? Veámoslo.
 “Voy a la estación intermodal –cuenta-, donde soy atendido amablemente por una señorita. -¿Cuántas veces sale un autocar a Albox? –Únicamente a las 14,30 y hay que hacer transbordo en Vera. -¿Puedo enviar en él un paquete? –No, solamente pasajeros. –Muchas gracias”. Primer intento fallido.
“Voy al despacho de Renfe y me atienden con amabilidad. -¿Cómo puedo mandar a Albox un paquete de 20 kilos? –Aquí no, desde hace muchos años. -¿Me puede informar sobre cómo lo puedo mandar? –Tendrá usted que ir a una empresa de transporte o a Correos”. Segundo intento fallido.
Frustrado el propósito, es entonces cuando aparece el don Diego más pesimista: “¡Vaya situación que tiene mi pueblo! –se lamenta-. En el año 1954 la empresa albojense de Los Cananos venía a Almería tres veces en semana… Han transcurrido 60 años y encuentro una situación peor… Mi pregunta es: ¿Si la situación es calamitosa, por qué impedir que Los Cananos puedan venir diariamente trayendo pasajeros y mercancías a Almería?”. 
No me digan que no es genial don Diego. Ni Seur, ni MRW, ni Correos Express… En la era de la mensajería con drones, reivindiquemos lo auténtico, lo tradicional, lo que nunca falla: ¡Los Cananos!







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