El pasado jueves, 5 de mayo, se celebró en Almería una nueva reunión de la sociedad Almería Alta Velocidad, en la que están representados el Gobierno, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento, y que, como saben, es el organismo sobre el que pilota la puesta en marcha de las obras que determinarán la llegada de mejores infraestructuras y servicios ferroviarios a Almería. En dicho encuentro, tanto Gobierno como Ayuntamiento se mostraron partidarios de poner en marcha de manera inmediata las obras que permitan, por fin, la supresión del Paso a Nivel del Puche, una de las demandas que con menor género de dudas ha venido reclamando eso que ahora se empeñan en llamar ampulosamente “sociedad civil almeriense” y que, incluso, había servido para que el PSOE conminase –y digo bien- al Alcalde, a traerse de Madrid el proyecto y el dinero. Pues bien, a pesar de contar ya con ambas cosas, las obras de eliminación del fastidioso Paso a Nivel del Puche no pueden comenzar porque la Junta de Andalucía, tercera parte de esa sociedad, no está de acuerdo. Matices técnicos, cuestiones administrativas y hasta un insólito reproche por el “exceso de prisas” han sido las razones que han sostenido la negativa del gobierno andaluz. Y no sé qué sorprende más, si el repentino silencio de los mismos concejales del PSOE que hasta no hace mucho daban ruedas de prensa a la vera de las vías para lamentar la existencia del infausto paso, o la atronadora y coral ausencia de reacciones por parte de esa llamada “sociedad civil almeriense” abanderada por colectivos de acreditada viveza a la hora de connotar las carencias y manifestar los anhelos. A la hora de escribir estas líneas, ni una nota crítica, ni una rueda de prensa, ni un tuit áspero. ¿Se imaginan que la negativa fuera del Gobierno o del Ayuntamiento y no de la Junta de Andalucía? Ay, qué imaginación tiene la sociedad incivil.
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