Abrazos, excusas y bofetadas

Una de las consecuencias más gratificantes de la libertad es disponer de plena autonomía para construir nuestros propios horizontes, orientar a nuestro albedrío los puntos cardinales del destino y sembrar a nuestro antojo las rosas de los vientos del jardín emocional de cada cual. Y es que igual que a Benjamín Franklin, a todos nos gusta pensar que nuestra patria es el sitio donde mora la libertad. Pero a veces la realidad es como la descarga de un rayo sobre la llave que lleva prendida una cometa. Y con lambreazos de ese calibre no hay ensoñaciones, ni discursos, ni castillos en el aire que valgan. Por eso, verán estos días en muchos sitios a los responsables del PSOE almeriense poniendo pegas y argumentando reticencias de todo tipo al proyecto de ADIF y Ayuntamiento para eliminar el Paso a Nivel del Puche. Ya saben que para que esta obra se realice hace falta el acuerdo de la Junta de Andalucía, que desde el primer minuto dijo un “no” más grande que un Talgo. Un “no” sin paliativos, que ha dejado a mucha gente algo patidifusa, sobre todo después de ver la insistencia con la que los propios concejales socialistas organizaban performances mediáticas sobre el Paso a Nivel del Puche, exigiendo su final. Hay mucha gente sorprendida, salvo en la Mesa del Ferrocarril, que no ha mostrado inquietud o suspicacia (como para exigirles que muestren malestar) acerca de esta negativa del gobierno socialista andaluz y sigue enfrascada en escenificar un abrazo a la Estación, que es a la vez una bofetada a ese olvidado Bien de Interés Cultural que es el Cable Inglés. Asistiremos a un certamen de excusas corales del PSOE para vestir con cierta dignidad la previsible falta de tela que se esconde tras su negativa a participar en el proyecto. Y, si me disculpan, vuelvo a insistir en una duda razonable. ¿Se imaginan qué no estarían diciendo en el PSOE y en la Mesa si el rechazo fuera del Ayuntamiento?