Estoy de acuerdo con él, se hubiera armado un follón. Pero seguro que la sociedad de esas provincias o ciudades son más peleonas en defensa de su cultura y de sus señas de identidad. En Almería don Luis Rogelio fue alcalde durante casi veinte años, ¿se peleó con la Junta por crear un patronato para el monumento almeriense? Me temo que no lo hizo. ¿Se puso alguna vez en huelga de hambre en defensa de la alcazaba? Me temo que tampoco lo hizo. ¿Se encerró entre las viejas almenas en defensa de las piedras que se caían? No lo vimos. ¿Llamó alguna vez a los ciudadanos de Almería a la rebelión contra unos lejanos señores que vienen haciendo desde hace más de treinta años lo que les ha dado la gana y les ha salido de sus cataplines con el monumento? Nunca hemos escuchado ese llamamiento. Da la impresión de que ahora algunos almerienses lloramos por lo que no hemos sabido defender durante años. Y entre esas las lágrimas no podían faltar la del hombre que fue alcalde durante casi veinte años: Luis Rogelio Rodríguez. Veinte años sin lágrimas por esas piedras que se caían y la perforación de una muralla ha levantado los ánimos y las ánimas de miles de ciudadanos.
El síndrome del ojo seco de los almerienses por la Alcazaba parece haberse acabado para dolor del delegado Valdivia y de doña Gracia. Nos faltaba un ex y nos llegó el más esperado y callado a lo largo de demasiado tiempo, pero más vale tarde que nunca, se debió decir, y este verano tuvimos a don Luis Rogelio y ese amor que sentía por Almería y que nos vendía en sus campañas electorales. Qué pena, negra pena, la que le ha tenido mudo y sin lágrimas durante tantos años estando su despacho de alcalde a pocos, muy pocos metros de esas murallas que estaban pidiendo con mudos gritos que alguien las defendiera.
Y los Amigos de la Alcazaba no quieren soltar la presa: Que se pronuncie la fiscalía ante la falta de transparencia, incompetencias y mentiras de la Delegación. Alfredo y Gracia van a tener que dar explicaciones, como el alcalde Pacheco tras su penosa reunión con la consejera, de la que tendremos que ocuparnos algún día. Como los Amigos, lo de la Alcazaba no se puede olvidar, por mucho que le pese a la Junta. Almería debe formar parte de los responsables del monumento.
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