Unos árboles muy bien tirados

En  la madrugada del pasado miércoles, los naranjitos (con perdón) que el Ayuntamiento había plantado hacía poco en la céntrica Plaza Granero de la capital fueron arrancados y tirados al suelo. 
Ya ven que el vandalismo es, por desgracia, un elemento de permanente actualidad en Almería, para vergüenza y bochorno de todos o casi todos. Enunciado el problema, lo procedente ahora es censurar tan penosa actuación y abundar en el descrédito que tales actos deben merecer entre los almerienses. Ahora bien, como esta columna tiene una indeclinable vocación de servicio público, no quisiera ofender a nadie al hacerlo, y mucho menos evidenciar un comportamiento tan despreciable, o más, que el de los responsables de semejante arboricidio. 
Es por eso que solicito el concurso del Grupo Municipal Socialista para dirigir con acierto mis críticas. Como recordarán, tras un reciente caso de vandalismo urbano, el concejal de Servicios Municipales, Juanjo Alonso, se atrevió a definir a sus autores como “unos hijos de su madre”, lo cual le mereció una severa reconvención por parte de la concejal socialista Inés Plaza, que lamentó que el edil popular demostrase haber interiorizado el discurso machista del PP, o algo así. 
A mí me apetecería escribir que los que han tirado los naranjos son unos grandísimos hijos de puta, pero quizás eso me haría ganar plaza de remero en la galera de los machistas irredentos. Por eso pido auxilio. ¿Qué digo? Vamos a probar: “Los que han hecho eso son unos hijos de su madre y de su padre.” Demasiado sexista: estaría olvidando el hecho jurídico de la transexualidad y los roles parentales. “Unos hijos de su progenitor A y de su progenitor B”. Demasiado segregador. No sé. Tal vez criticar estos actos sea algo precipitado. 
Quizás debería esperar a conocer si el autor o autora estaba efectuando con su gesto una justa protesta a que esa plaza se siga llamando nada menos que “Granero”, símbolo de los privilegios alimenticios del clero. 
No, si al final lo pobres vándalos van a llevar razón.