Día auroral de los Derechos Humanos

Kayros
01:00 • 10 dic. 2016

Soy de los que creen que existe el espíritu  navideño. Un clima de bondad nada interesado se extiende por  el  planeta como consecuencia tal  vez de los dos mil  años que llevamos de cristianismo. En Navidad parece que fuéramos más cordiales,  más dispuestos  a escuchar al prójimo y hasta  incluso más  perdonares de las ofensas  infligidas. 
En  estos días los humanos nos dividimos  en  dos clases de individuos, los que creen y los que no creen: los primeros pueden penetrar en el misterio bíblico cantado y preanunciado  por los  profetas. Los segundos se quedan a la puerta del convite  como los  mendigos que no han sido   nunca  invitados pero sin embargo    oyen  el   despilfarro  en el  interior.  
Aquel  anuncio  de los ángeles a los pastores en   el secreto de la noche  está  bien traído porque hablaba de paz a los hombres de buena voluntad. ¿Hubo  siempre  buena voluntad entre los hombres? No puedo  responder  a esa pregunta, pero al menos, después de algunas guerras especialmente aniquiladoras para la humanidad, sí  que  se levantaron hombres inteligentes y discretos  exigiendo  el  sentido común   entre las naciones y creando   fiestas  especiales  para la reflexión. Hoy es un día de esos. No  es mucho, claro está,  pero vale la pena. Parece que  Rusia  ha pedido un alto el fuego en Siria  aunque todavía no   s e  ha   materializado.   
También la ONU ha pedido  algo semejante para Alepo. La tregua  parece  ser  una de las reliquias pacifistas  que  aún nos quedan  del  espíritu navideño. Y ustedes  dirán:  ¿Qué  es  esto  frente a los muertos  que todos los días  nos traen los  memdios de comunicación? ¿Dónde se meten los refugiados que llevan muchos  meses   huyendo de la guerra y muriendo de hambre y de frío  a pesar  del auxilio  prometido  de  las naciones europea? 
El Papa de Roma ha  convocado una reunión de alcaldes donde están por cierto las alcaldesas de Madrid  y Barcelona para tratar ese asunto lacerante. Quizá  hemos de hacer  examen de conciencia sobre el comportamiento tardío y malo de Europa en estos momentos.  Se impone el consumismo más ramplón frente a  un mundo en manos del  capital. 
No parecería  Navidad si no nos acordáramos  de personas que no tienen   ni siquiera dónde  pasar la noche  en el Día auroral de los Derechos Humanos.







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