¿Nos merecemos los momentos de felicidad que ofrece la Navidad?

Juan Torrijos
22:31 • 23 dic. 2016

A bote pronto es lógico que digamos que sí, que todos los hombres y mujeres de este mundo se merecen ser felices en estos días en que la navidad llama con fuerza a nuestras puertas. Claro que si pensamos en las tres mujeres que caían muertas no hace más de seis o siete días, no sé si sus verdugos se merecen esa felicidad. Me lo tendría que pensar. Si nos acercamos al dolor que deben sentir en estos momentos las familias de los fallecidos en Berlín, lo mismo el conductor que lanzó el camión contra unos ciudadanos que compraban figuras para los belenes y celebrar la navidad no se merece la felicidad que ha arrebatado a tantos seres humanos que lo único que querían era disfrutar de unos días de paz y de alegría. ¿Debemos perdonar en estas fechas a los que nos hacen sufrir? No sé qué decirles. A veces, solo a veces, uno se cansa de ser bueno, de poner la otra mejilla, de creer que el de enfrente va a cambiar, de que la culpa es que no somos lo suficientemente generosos con los demás.
Vale, vale, la navidad es tiempo para perdonar, estoy de acuerdo con ustedes, pero no sé si hoy tengo ganas de hacerlo. Y lo siento de verdad. No tengo ganas de perdonar a esos tres asesinos que mataban a sangre fría a tres mujeres hace menos de una semana en nuestro país. No tengo ganas de perdonar a ese loco camionero que en Berlín causaba una nueva masacre en un mercadillo belenista. No tengo ganas, lo siento. Y me importa un pimiento que piensen algunos de ustedes que no tengo espíritu navideño. Ante estas situaciones no lo tengo. Hoy es un día para que las familias estén unidas, para compartir alegría y felicidad, recuerdos con los seres queridos y ver crecer el futuro en nuestros hijos y sobrinos. No todas las familias lo podrán hacer, algunas están marcadas por la tragedia, el rencor y el odio. Si me pongo en la piel de esos hombres y mujeres, que esta noche no tendrán muchas ganas de mirar el futuro pues se lo han arrebatado vilmente, brindar hoy entre lágrimas les va costar dios y ayuda. ¿Brindar, por qué, se dirán ellos? ¿Y nosotros por qué y por quién levantamos y brindamos esta noche con una copa de vino?
Egoístamente porque nuestras familias no se vean delante de un camión conducido por el un terrorista y que nuestras hijas y hermanas no se vean las caras ante un maldito maltratador. 







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