La trascendencia de un mensaje está, muchas veces, en el emisor antes que en el contenido. Es decir, que en ocasiones no importa tanto lo que se dice, sino quién lo hace. Veamos un ejemplo. Ante la frase “El alcohol perjudica seriamente la salud”, no reaccionamos igual si la escuchamos de Rafa Nadal o de Ernesto de Hannover. La frase es la misma, sí, pero nuestra sensación de credibilidad no es la misma en un deportista admirable que en el jovial Duque de Brunswick. Comparto esta reflexión después de leer en LA VOZ DE ALMERIA una entrevista al consejero de Fomento de la Junta de Andalucía, Felipe López, asegurando que “Si las inversiones son las de los últimos años, el AVE no llegará en 2023, ni después”. Por partes. Es sobradamente conocida la vieja estrategia de la Factoría PSOE de recibir a los ministros del Gobierno del PP con una salva reglamentaria de ordenanza consistente, bien en unas declaraciones hostiles de un alto cargo, o bien con la llamada a algún colectivo afín (en este caso la Mesa del Ferrocarril del PSOE) para que salude la visita ministerial con alguna exigencia o “lista de deberes”. Y como esta semana vienen dos ministros, tenemos doble ración de pirotecnia declarativa. Nada nuevo bajo el sol. Como tampoco es nuevo que hable más alto quien más debe callar. Porque, ¿ustedes creen que la Junta de Andalucía puede ponerse estupenda y exigir en Almería el cumplimiento de plazos en proyectos infraestructurales? Escuchar al consejero de Fomento (el responsable, por ejemplo, de tener sin terminar la llamada Autovía del Mármol desde finales del siglo pasado) quejarse por la falta de inversiones o por la tardanza es, sencillamente, de aurora boreal. ¿Alguno de ustedes puede nombrar un solo proyecto –uno nada más- de la Junta de Andalucía en Almería que haya sido completado en plazo? Uno en estos casi 40 años, digo. ¿Alguien puede?
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