Con el visto bueno de la Junta de Andalucía y la bendición de Canal Sur, -los más eficaces salvoconductos que pueden tenerse en nuestra comunidad- ha nacido la Academia del Gazpacho Andaluz, AGA en sus iniciales, que está destinada a promover iniciativas y fomentar el conocimiento de esta sensacional aportación andaluza –la mayor a mi juicio, junto a la siesta- al catálogo de bienes y derechos fundamentales del ser humano. Hoy toman posesión en Sevilla los nuevos miembros de esta academia, que está formada por ocho representantes de cada provincia. Almería, naturalmente, aporta sus señorías gazpacheras, que son Pedro Caparrós, por aquello de la materia prima, Antonio Gázquez, Juan Moreno y Antonio Carmona, por el tema hostelero y empresarial, José Ramón Vicente Rull por el tema sanitario, José Miguel Martínez por el tema educativo y el bueno de Manolo Morales, porque en Almería no se mueve una cuchara sin su beneplácito informativo. Quién le iba a decir a mi Manolo, que empezó a escribir de gastronomía en aquellas veladas de Los Chocolates, que a estas alturas de su vida le íbamos a ver enmandilado de académico de la lengua, en su acepción papilar y gustativa. Pero los más observadores habrán visto que de los ocho miembros falta uno. El caso es que hay un hueco, a mi juicio imperdonable, que se solucionaría nombrando para tan elevado magisterio a quien, sin duda alguna, es la persona que más ha hecho por el gazpacho en Almería, en Andalucía y en España entera: el delegado comercial de Thermomix. Ese sí que ha cambiado los tiempos, las formas y hasta las texturas del gazpacho. Y como respuesta a esta nueva imposición sevillana, propongo al independentismo almeriense que convoque con urgencia la Academia de las Migas Almerienses (AMA) en la que, naturalmente, también estaría el gran Manolo Morales.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/140849/la-academia-del-gazpacho-andaluz