La Unión Europea acaba de hacer sus previsiones económicas y para España estima un crecimiento este año del 3,1 por ciento y el año próximo uno del 2,5 por ciento. En su presentación, se advirtió de que estos datos no han tenido en cuenta la situación que está provocando el secesionismo, huelgas salvajes y deterioro del turismo y comercio que desde hace unos meses vive Cataluña.
Las cifras están ahí y son incontestables. La peor, la relativa a al empleo que ya se pusieron sobre la mesa el pasado mes de octubre. Esta semana se ha sabido que se ha podido perder la sede de la Agencia Europea del Medicamento.
Más de 3.000 trabajadores con un poder adquisitivo alto y numerosas empresas del sector que pensaban instalarse al calor de la agencia europea. También hemos visto cómo los responsables del Mobile World Congress se estarían pensando cambiar Barcelona por otra sede donde reine la tranquilidad y la seguridad.
Los organizadores han declarado que no se van ya, porque no da tiempo a cambiar el próximo evento por razones de calendario. En este caso son decenas de miles de visitantes que llenan hoteles, restaurantes, transportes y que en 2016 se dejaron en la ciudad casi 500 millones de euros.
No parece que al secesionismo recalcitrante le importe demasiado lo que está ocurriendo y van a insistir en su intento de paralizar la ciudad y secuestrar a miles de catalanes en carreteras y estaciones. Actuaciones intimidatorias y violentas como las que hemos visto estos días y que distan mucho de la imagen de pacifistas que diere dar el independentismo.
Veremos si otros más sensatos empiezan a darse cuenta del daño que se está haciendo a la imagen en el exterior de una comunidad que lidera el turismo y que es el 20 por ciento del PIB de España. Y no tengan dudas, la economía se va a resentir y muchos van a perder su puesto de trabajo. ¿Van a reaccionar cuando sea demasiado tarde?
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