Mirando a la Plaza Vieja

Abrir en canal un partido como ofrenda a la transparencia política viene a ser lo más perecido a la tradicional celebración de la matanza: incluso con el gorrino ya limpiado y colgando de un gancho siguen saliendo piezas y material para hacer pinchos y embutidos. Y así, tras el bien documentado despiece interno del PSOE almeriense, uno no puede dejar de ensartar en su brocheta el jugoso argumento esgrimido por la facción derrotada, la que una vez más encabezaba Pérez Navas, asegurando que ellas y ellos no confrontaban con la parte finalmente vencedora y que su única preocupación era derrotar al PP. “Nosotros hemos tenido la mirada nada más que en la Plaza Vieja”, dijo la parlamentaria Noemí Cruz, enviada por Pérez Navas al encuentro con los micrófonos y a ver, de paso, si la salida estaba minada. Y hombre, es verdad que la señora Cruz es aplicada repitiendo mensajes y consignas, pero quizás debiera preguntarse si lo que le encomiendan decir tiene lecturas inconvenientes para la causa. Ya le hicieron manifestarse una vez diciendo que los almerienses necesitamos menos días de hospitalización que el resto de andaluces, para justificar así el cierre de plantas hospitalarias. No escaldada, ha irrumpido en la refriega interna y, rodeada de micrófonos, dijo que ellas y ellos sólo estaban pendientes de la Plaza Vieja. Hombre, Noemí. Con lo grande que es Almería. ¿Tenía que ser precisamente la Plaza Vieja la metáfora elegida? Ese conjunto monumental presidido por el esqueleto del que debiera ser el principal edificio de Almería, y que un PSOE almeriense con algo de vergüenza habría debido reclamar a sus señoritos de la Junta de Andalucía, no puede ser puesto en boca de militante socialista sin que salten todas las alarmas en el tablero. ¿Qué ha hecho el Grupo Municipal del PSOE por el desventurado edificio del Ayuntamiento, además de no querer verlo?