Las consecuencias derivadas de la contaminación procedente de la actividad humana son más que evidentes en todos los puntos de nuestro planeta. Aunque la irresponsabilidad, los intereses espurios y la insensibilidad de algunos gobernantes y líderes mundiales causen una cómplice ceguera, la grave situación en la que se halla el medio ambiente, con repercusión directa en la vida, es un hecho incuestionable que nadie debe negar y que se manifiesta cada vez más con imprevisibles e inusuales alteraciones climatológicas que todos sufrimos y que tienen su más reciente exponente en la desastrosa sequía que afecta a nuestro entorno. El cuidado, la preservación y la sostenibilidad del medio ambiente es una tarea que afecta a todos y no basta delegar las actuaciones a los mandatario ni a las sucesivas cumbres que desde hace décadas tratan este problema. A título individual, los ciudadanos no podemos sustraernos a las obligaciones que la sostenibilidad requiere y hemos de actuar con mayor celo. El progreso y el desarrollo deben ser compatibles con la sostenibilidad, y en este ámbito las compañías y firmas productoras están llamadas a cuidar al máximo el medio ambiente y a adoptar medidas que sin excesivos costes reduzcan los efectos contaminantes que su propia actividad genera.
Con el objetivo de reducir la contaminación de Co2 que produce el uso de vehículos de motor y el transporte público es ejemplarizante la medida implementada por la empresa albaceteña Ingeteam Service, que desde hace poco más de un año recompensa con un euro al día a aquellos empleados que opten por la bicicleta para ir al trabajo. Se trata de un proyecto pionera en nuestro país para fomentar que los trabajadores no utilicen el coche en los desplazamientos a su puesto laboral. Es cierto que la capital manchega - con cuarenta y dos kilómetros de carril bici y con más de ciento veinte kilómetros de vías verdes, sendas y carriles- es una ciudad propicia para la adopción de esta iniciativa. Además de abonar un euro al día a cada empleado que se ha sumado a este sistema de desplazamiento, la compañía ha impulsado la construcción e instalación de dos aparca-bicis cubiertos, así como el descuento en la compra de materiales para el ciclismo y para las revisiones que precisan las bicicletas. Para motivar más a los empleados, la empresa manchega sortea una bicicleta entre los trabajadores que utilicen este medio de transporte durante, al menos, cincuenta días al año. De los cuatrocientos empleados de la firma albaceteña unos sesenta participan ya en esta iniciativa que no estaría de más encontrara alguna imitación en las relevantes empresas de nuestra capital, una ciudad que cuenta con un importante circuito de carril bici y que reúne también muy buenas condiciones en su trazado para acudir al trabajo a golpe de pedal.
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José Luis Masegosa