Mirada ciudadana

Hoy estamos de elecciones en Cataluña. Cuando finalice el día, la suerte estará echada. Cuando acabe el recuento podremos vislumbrar si continuaremos hablando del futuro de España en su integridad o se seguirá con la purga del separatismo.

No es un tema baladí, ni mucho menos, por eso hablo de suertes. Porque nos jugamos la integridad y unidad de nuestro país. Nos jugamos tener que volver a cruzar fronteras para ir a ver a nuestros familiares y amigos, que seguro todos tenemos en tierras catalanas. Nos jugamos que se pretenda hacer uso de un pasaporte para ir a un rincón de nuestra querida España.

Ha finalizado una campaña que casi me atrevería a decir que ha sido de las más sucias, extrañas e inusuales de toda la democracia española. Una campaña en la que parece que ha valido todo: desde deseos de violar en grupo a una de las candidatas (la única mujer que se presenta a Presidenta de la Generalidad Catalana) hasta amenazas subidos en un tanque a otros candidatos. Una campaña donde algunos de los candidatos han estado ausentes, y no por cualquier cosa... ¡No!, sino por haber cometido presuntamente los delitos de rebelión, sedición y malversación.

Esto ha conllevado que uno de ellos haya sido tan valiente que se ha postulado desde Bélgica como candidato a la Presidencia de la Comunidad Autónoma de Cataluña y da sus mítines por plasma... ¿A quién me recuerda eso?

Otro de ellos, aunque este no por voluntad propia, también está ausente desde una distancia un poco más oscura, que es la que le da la sombra de los barrotes de Estremera.

Los hay también que actúan con poca coherencia, apoyando la aplicación del 155 y ahora en campaña parecen que están dispuestos a entregarse, en vez de a los brazos del constitucionalismo, a los del separatismo, rememorando lo acontecido en el año 2003, con un gobierno tripartito con ERC y los nacionalistas. Olvidan que los que han sido parte del problema, no pueden ser parte de la solución.

Tenemos también a los indefinidos, porque nos tienen acostumbrados a decir una cosa y la contraria, a no seguir un hilo conductor de sus propósitos, sino que más bien son todo despropósitos desde que aparecieron en la escena política; como un globo que se hinchó, pero al que se le agota el gas porque carecen de proyecto y contenido.

De los radicales ni hablo, porque se han hundido ellos solos. Poco se puede esperar de quienes su único deseo de una Cataluña próspera es la independencia, cueste lo que cueste... Y mucho está costando ya a los catalanes, con pérdidas de empresas, de empleo, de políticas sociales o de esa prosperidad, que ha sido siempre Cataluña.

Y los hay que pese al apoyo de quien gobierna España, no cala en la sociedad catalana y pierden puntos. Quizá porque ellos, pese a no haber gobernado, han sido también, desde el Gobierno Central, parte del problema y no de la solución y han sembrado polvos que han hecho que hoy tengamos estos lodos.

Y en medio de esa hecatombe política, cual héroe galo, sobrevive una candidata heroica, estoica, valiente... y mujer, Inés Arrimadas. La que podría ser la Presidenta de todos los catalanes. Quien podría verdaderamente coser fracturas sociales, reconciliar a las familias, a los amigos, a los compañeros de trabajo. Quien es capaz de sentarse con todos e ir a por todo. Y ese todo no es solo el agotado y acabado "procés", sino las cuestiones que afectan al día día de quienes tienen que levantarse cada mañana para ir a trabajar, pagar sus facturas, la educación de sus hijos, la salud de su familia, la hipoteca de su casa, sus medios de transporte, y cómo financiar todo esto....

¡Suerte Inés, porque la tuya será la de todos los catalanes y españoles!