Hoy, 30 de Enero, Día Escolar de la Paz y de la No Violencia, me gustaría aprovechar la oportunidad para reflexionar con el deseo profundo de que con nuestra vida y actitud cambiemos la sociedad que nos rodea para transformar juntos la cultura de guerra y violencia por una cultura de paz y libertad.
La Paz es una especie de sentimiento, como un sueño que queremos cumplir pero que por más que lo intentemos resulta inalcanzable. Surge una pregunta históricamente repetida: ¿Para que reine la paz es necesaria la guerra? Los profesores queremos, por encima de todo, transmitir unos principios sólidos y auténticamente humanos pero no sólo por deontología profesional sino también porque estamos convencidos de que nuestro trabajo tiene sentido cuando está orientado a educar en los valores democráticos (libertad, justicia, igualdad, pluralismo, participación...) y la Paz es un derecho humano que entraña respeto mutuo entre los pueblos.
Las personas con alguna responsabilidad social tenemos que buscar y favorecer la comprensión internacional y la Paz porque, como se dice en la Constitución de la UNESCO: “Puesto que las guerras nacen en las mentes de los hombres, es en las mentes de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la Paz”.
Me gustaría que nuestros jóvenes solucionaran los conflictos a través del diálogo y tuviesen en la Paz su mayor ideal para que la raza humana no siga autodestruyéndose y que los más poderosos cambien de rumbo y ayuden a los más humildes a salir de la agonía en que viven, víctimas inocentes del desorden político y económico internacional que caracteriza al mundo actual.
Creo que entre todos, en las familias, en las escuelas, en el trabajo, en el Congreso, en los cafés....tenemos que defender diariamente las posibilidades de Paz porque en una guerra pierden todos hasta los que se creen que han ganado.
En definitiva, Dios hizo al hombre libre y este mismo hombre ha sido el que poco a poco ha ido generando violencia, por eso deberíamos pensar: ¿Qué estamos haciendo mal?, ¿En qué nos estamos equivocando? ¿Por qué no acabar ya con el sufrimiento y el dolor de millones y millones de personas que lo único que quieren es que se les reconozca y respete su derecho a la vida?
Como dijo una periodista afgana, “Las guerras sólo sirven para desbaratar las vidas” y es verdad que “La paloma blanca de la paz está negra por el humo de los conflictos bélicos”, sin embargo, como la esperanza es lo último que se pierde, quiero pensar que algún día se aclarará la mente y el corazón de los hombres.
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