Carta magna

Ramón García
07:00 • 12 jun. 2018

Muchas son las obras de arte provenientes de un sueño. Quizás la más legendaria visión, por su trascendencia en la historia de la música, fue la de aquel hombrecillo que se le apareció a Lennon portando un pastel en llamas y gritándole ‘os llamareis The Beatles’.  


Pues resulta que el título de uno de los dos nuevos discos del genio del piano moderno Brad Mehldau también emana del mundo de lo onírico. Según cuenta él mismo, hace unos años se despertó con el recuerdo de haber pasado un buen rato con el malogrado Philip Seymour Hoffman. El famoso actor - al que siempre recordaré por papeles tan redondos como el de Truman Capote – lo acompañaba en la biblioteca de una señorial mansión y le leía, con suave y melancólica voz, la Constitución de los Estados Unidos. 


Lo más curioso e inquietante para el jazzista es que poco más de diez días después, Hoffman fallecía en su apartamento por una sobredosis de cocaína mezclada con heroína. Seymour reads the constitution es el título con el que finalmente ha bautizado tanto al disco como a la canción cuya melodía indefectiblemente asociará a aquella extraña escucha del texto legal por excelencia. Y nos vuelve a regalar una colección de joyas que pasan por las composiciones propias, las revisiones de algún clásico y sus habituales recreaciones de grandes composiciones del pop, que él convierte en los ‘standards’ de estos nuevos tiempos. Temas como Great Day de McCartney o Friends de los hermanos Wilson lo demuestran.



Aunque Brad no lo diga, estoy seguro de que, como cualquier pianista, también ha soñado con Johann Sebastian Bach más de una vez. Y After Bach, su segundo disco de este año - este hombre va sobrado de inspiración - no deja de ser, como diría Poe, un sueño dentro de otro sueño, en el que nos pasea por El clave bien temperado, dándonos su visión de esta obra del considerado primer gran improvisador de la historia.


Pero volviendo a los sueños, recuerdo también que la ya inolvidable melodía de Yesterday  sorprendió a su creador entre las sábanas, tanto que su provisional letra referenciaba a su desayuno. Así que, como en una carambola imposible, se acaban de unir los tres sueños, ya que la versión mccartniana del disco de Mehldau proviene del injustamente poco conocido disco del ex-beatle  Flaming Pie, titulado así en referencia al flameante pastel del sueño de su amigo John. Como veréis, soñar suele dar buenos resultados en ocasiones como estas. Lo malo, como lamenta el propio Brad, es despertarse un día con un presidente como Trump. Eso sí que es una pesadilla de la que Phillip Seymour se libró. 





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