El bucle de la vendetta

Antonio Felipe Rubio
07:00 • 22 jun. 2018

A estas alturas no creo que la “democracia interna” de los partidos políticos sea un argumento de general convicción para militantes, simpatizantes o los meros espectadores de esos procesos internos dados en llamarse elecciones primarias y que tratan de transmitir un dechado de virtudes: participación, transparencia, responsabilidad, limpieza, unidad, integración y bla, bla, bla.  


Las primarias del PSOE en Almería, tendentes a elegir un candidato para las municipales de 2019, no han podido arrojar mejores resultados para Adriana Valverde… y los peores resultados para la limpieza y transparencia que se arroga la izquierda ideológica. 


En Almería, la modernidad y el progresismo inherente a la izquierda ha “evolucionado” de los guerristas y renovadores a los sanchistas y susanistas; o sea, la misma historia con diferente nomenclatura. Esta “evolución” es tan evidente como comprobar los nombres activos que están detrás de los movimientos. Personajes cuyo protagonismo es paradigma de aire renovado y planteamientos prístinos para un socialismo moderno: Nono Amate, Fernando Martínez, Manolo de la Fuente, Díaz Casimiro, Consuelo Rumí, Adela Segura, Sonia Ferrer… En fin.



El proceso de primarias en Almería estuvo precedido del pucherazo descubierto ante el inopinado número de solicitudes de afiliación entre las que se apreciaron repentinas y dudosas conversiones de perfiles que se exhibían en las redes sociales con cierto desprecio hacia la izquierda sin ocultar signos de identidad tan inequívocos como la bandera con el “pollo” y otras estéticas de difícil asimilación progresista; aunque nadie puede profundizar en los verdaderos sentimientos de los que se autoproclaman progresistas y, en realidad, son íntimamente reaccionarios y democráticamente deleznables. Y en este rosario de manipulaciones y chapuzas apareció algo que no puede faltar en un thriller que se precie: la llamada telefónica con voz distorsionada. 


La emisión en Onda Cero de la “garganta profunda” acusaba a alguien que le había prometido un puesto de trabajo para un familiar, siempre que la comunicante cumpliese el proceso de votar a Adriana Valverde. La voz distorsionada no aclaraba el tipo de garantías para cumplimentar el proceso. Cabe preguntarse cómo se justifica que alguien ha votado a alguien si el voto es secreto ¿habrá vigilantes que observan qué papeleta se coge? Aunque siempre queda el esclarecedor procedimiento de Adriana Valverde: enseñar a las cámaras el contenido del sobre que, como cabe esperar, es el de su propia candidatura; lo contrario sí que sería noticia… y del género tonto. En cualquier caso, no está mal traído que quien fue delegada de Empleo de la Junta presuntamente vaya ofreciendo puestos de trabajo a cambio de votos.



 En cualquier caso, el asunto queda en manos de la Comisión de Garantías Electorales, salvo que Fernando Martínez aflore su indeclinable pasión investigadora y encargue otro estudio psicofónico a una prestigiosa universidad alemana, tal como hizo con la profusa investigación del caso del veguero “Juan Berenguel”. 


Reacciones Que la Comisión  de Garantías almeriense suspenda las primarias en Almería debe haber producido un terremoto en Ferraz; vamos, ¡temblando están en la Federal de Pedro Sánchez ante la denuncia de la alternativa susanista! Y, como era de esperar, llega la confirmación oficial: “El Federal ratifica a Adriana Valverde como candidata y declara nula la resolución de la Comisión de Garantías Provincial. Igualmente, destaca la gravedad de que el órgano provincial se dote de atribuciones para las que es `manifiestamente incompetente´”. Por cierto, el citado comité es de Garantías Electorales. Es decir, y abundando en el desconcierto, un comité de garantías electorales es “manifiestamente incompetente” ante las irregularidades de un proceso electoral. Entonces, ¿por qué se denomina de garantías electorales? 



Este resultado es un respiro para Pérez Navas, que  ya no se verá en el trance de volver a repetir este engendro y, además, con el riesgo de volver a perder (y van…). Mejor digerir  el trance en el escaño del Senado, y esperar el momento oportuno para el resarcimiento. O sea, volver a empezar el bucle de la interminable vendetta.



Temas relacionados

para ti

en destaque