Dos astros están en conjunción cuando, observados desde un tercero, generalmente la Tierra, se hallan en la misma longitud celeste. La otra mañana, en la sobriedad marmórea de la Subdelegación de Gobierno, la Mesa del Ferrocarril del PSOE se reunió por primera vez con el nuevo
Subdelegado del Gobierno del PSOE, Manuel de la Fuente. No se había producido en el firmamento andaluz una alineación similar desde el día que nació Abenámar, el moro de la morería, cuando también se produjeron grandes señales en el cielo. El prodigio debió observarse bien desde el Calar Alto: la Mesa de la Fiereza salió del encuentro convertida en mullido escabel y no anunciaron manifestaciones para los próximos meses. A este paso, a las numerosas virtudes del señor de la Fuente habrá que añadir la del dominio de la ebanistería política. Y sinceramente, estoy preocupado por la salud de alguno de los miembros de este colectivo, que llevan una temporada sometidos a un largo proceso de silencio expresivo que podría derivar a un síndrome de abstinencia pancartera o cualquier padecimiento melancólico. Recomiendo a los protestantes más afectados por esta inactividad la posibilidad de celebrar manifestaciones indoor para atenuar así el mono del megáfono, o la convocatoria de vigilias estivales frente a la sede del PP, para que no se pierdan las buenas costumbres. Y mientras tanto, seguimos sin saber nada de la promesa del secretario provincial del PSOE de Almería, José Luis Sánchez Teruel, que el pasado 7 de febrero aseguró en rueda de prensa que cuando los socialistas volvieran a gobernar en Madrid, recuperarían el proyecto de plataforma ferroviaria de alta velocidad con doble vía del anterior subsecretario de Fomento, el almeriense Jesús Miranda Hita. “La única esperanza para la sociedad almeriense de contar con un AVE -dijo- pasa porque Mariano Rajoy salga de Moncloa”. Pues Rajoy ya ha salido. Y Sánchez Teruel está escondido.
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