Las cotas más altas del subdesarrollo

Usted está acostumbrado a seguir la actualidad informativa sobre la Junta de Andalucía a base de las elaboraciones diarias de sus muy profesionales y eficaces obradores de confitería y bollería fina: que si una mejora por aquí, que si una visita ilustre por allá, que si una oleada de satisfacción incontenible, que si un jubilado vigoroso en Juan y Medio, etcétera.  Una política informativa sobre la que, inexplicablemente, todavía no ha advertido el Colegio de Médicos de Andalucía, siempre vigilante sobre los excesos de azúcar y sus peligros. Pero mientras la Junta nos endulza la vida con su repostería mediática, la Unión Europea nos acaba de inyectar una dosis de realismo amargo que dibuja otro panorama: por si no lo saben, Andalucía vuelve a estar en la categoría de Regiones Europeas en Desarrollo, dado que nuestro PIB es inferior a la media. Volvemos así entre las comunidades más subdesarrolladas del continente. 

¿Andalucía, imparable? Naturalmente, no verán nada de esto en la profusión de florilegios con la que se retrata la realidad andaluza, ni tampoco escucharán a la Presidenta, Susana Díaz, ofreciendo explicaciones por esta bochornosa pérdida de categoría. Y francamente, sería muy esclarecedor y transparente escuchar qué tiene que decir ella, y si es que a la Junta del PSOE de Sevilla no le han bastado con los 102.000 millones de euros que ha recibido de Europa desde 1986 para mejorar Andalucía. Y todo ello, ojo, después de haber gobernado en solitario o en compañía de otros -que digo yo que serán copartícipes del éxito- durante casi cuarenta años seguidos. Si habiendo tenido los medios y el tiempo para lograrlo, siguen sin ser capaces de hacer que Andalucía sea una referencia en positivo en España y Europa… pues bueno. Ustedes mismos.