Durante los preparativos del Día D, los aliados andaban buscando un fármaco para prevenir el mareo de las tropas que iban a desembarcar en Francia. La solución apareció al descubrirse que un antihistamínico empleado contra los procesos alérgicos -comercializado después bajo el nombre de Biodramina- era un eficaz remedio para paliar la pérdida de orientación y equilibrio, los sudores fríos, las náuseas y vómitos que provoca el movimiento brusco. Yo no soy farmacéutico, pero me atrevería a prescribir a los seguidores de Ciudadanos grandes dosis de este fármaco para evitar el malestar que deben estar causando las súbitas oscilaciones éticas de la formación naranja. Y no es sólo porque ahora Rivera deje campo libre al gobierno multipropósito del doctor Sánchezstein con sus presupuestos carcelarios, sino también porque de la noche a la mañana, la vertiente andaluza del partido ha descubierto el carácter totalitario de los gobiernos socialistas de la Junta, tal como ha dicho ahora su líder, Juan Marín, que se ha ofrecido a ser quien acabe “con cuarenta años de dictadura”. Y miren, si no fuera porque lo estoy viendo en una noticia de agencia, no daría crédito. Pero voy más lejos. En Almería, la lideresa naranja, Marta Bosquet, decía hace pocos días que el PSOE se ha pasado la legislatura “vendiendo humo.” Y no digo yo que anden descaminados, pero habría que recordar -quizás por un mínimo sentido del decoro- que hasta hace unas semanas Ciudadanos estaba prestando un estratégico y bien remunerado servicio de sostén parlamentario a esa dictadura vendehúmos. Poco más cabe decir, salvo denotar el elevado coste gástrico que el giro copernicano puede causar a los amigos de Cs, que esta campaña parece que se hayan sacado un abono para el Ratón Vacilón.
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