Entre Escila y Caribdis

Modestamente le recuerdo a la gente sencilla que por acuciantes razones de subsistencia no tuvo tiempo para formarse en literatura clásica, que Escila y Caribdis son dos monstruos marinos de la mitología griega. Ambos terrores tuvo que sortear el astuto Ulises para llegar a Itaca donde estaba su casa y poder así vengar a los pretendientes que se estaban comiendo su hacienda. Y como todo vale para convencer al lector, déjenme que les recuerde también que quien corre peligro hoy, muy cerca ya de las elecciones, es el PSOE. Este partido está también entre la Escila de los cinco millones de parados y la necesidad de obligar a los ricos a que paguen un impuesto. Uhhhhh qué miedo. Así se ha hecho en Estados Unidos, Alemania y Francia, pero aquí somos diferentes. El inventor de esta frase fue Fraga quien ahora se marcha de la política activa sustituyéndole el partido fundado por él con esperanza cierta de ganar las próximas elecciones. El día 6, martes, Rubalcaba presentará sus propuestas para la Conferencia del PSOE. Entre otros asuntos el candidato socialista intentará centrar su discurso en dos precipicios pavorosos que para mí tienen toda la peligrosidad operativa de Escila y Caribdis: una es aumentar la imposición a los bancos para crear empleo y la otra pedir un esfuerzo especial a la gente rica de verdad que, aunque Felipe González diga que lo ve razonable, ya quisiera estar dentro del pellejo de la derecha pura y dura para ver lo que ésta piensa. De modo y manera que si Rubalcaba no se estrella entre las rocas de la más absoluta indiferencia va ser cosa de milagro. Quizá no se ha meditado suficiente que para sacarnos de la crisis nuestro exhausto Zapatero se dedicó a hacer una política distinta a la que le estaba pidiendo el cuerpo. Volver en este momento a Pablo Iglesias será arduo. Con el visto bueno de la Merkel, los mercados han respirado. Los políticos ya poco tendrán que hacer. Algo de eso sospecha el propio Rajoy que ya está viendo la recesión mundial inminente. Esta vez no podrá echarle la culpa a la izquierda. Si como afirma Alfonso Guerra, la crisis es fruto de la codicia de unos pocos, campo, campo, campo, tiene la codicia para hacer lo que quiera incluso con la reforma de la Constitución.