Readaptarse

Readaptarse

Jose Fernández
19:57 • 06 sept. 2011
En tiempos más felices, la llegada del otoño -que es esa cosa que comienza en Almería cuando se apaga el eco de la traca fin de Feria- llegaba cargada de apreciaciones psicosomáticas como los síndromes postvacacionales, el descubrimiento de la lorza acumulada, la búsqueda de nuevas dietas o (para los más pluscuamperfectos) el afrancesamiento cursilón de la rentrée y otras pretenciosas frivolidades del tipo "La familia tal celebró la rentrée de la temporada con unas migas con fritaílla de conejo en el cortijo de Frasquito el de la Pegaso". No; no se rían, que cosas peores hemos podido leer.
Sin embargo, la cruda realidad de este inicio de ciclo nos viene marcada por un término que constituye, en sí, toda una declaración de intenciones eufemísticas: la readaptación. Podría pensarse que esta readaptación tiene su ámbito de aplicación en el horario del despertador, el fondo de armario, la comida o el peinado, pero no. No se trata de eso. Se trata, sencillamente, de asumir que el verano y la fiesta se han terminado y que usted y yo vamos a ser más pobres durante los próximos años. Menos sueldo y más trabajo. Y eso, el que lo tenga.
Para consuelo de los pluscuamperfectos de antes, diré, como escuché el otro día en la radio, que nos enfrentamos a una larga temporada de "reducción del perímetro de nuestro gasto", lo cual nos deja igual de fastidiados pero con la sensación de que estamos pasando un fin de semana depurativo en un resort sanitario de cinco estrellas con piscinas, fangos, enfermeras y señores gordos en albornoz comiendo alpiste. Aquí, el que no readapta su consuelo es porque no quiere.






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