Maestros soñando con el pacto educativo

Pedro Mena Enciso
07:00 • 27 nov. 2018

Hoy, Día del Maestro, un año más, vuelvo a reflexionar sobre la eterna cuestión pendiente de nuestra Democracia desde que, en 1978, se aprobó la Constitución: Alcanzar un Pacto Educativo que de una vez por todas libre a la Escuela del control al que todos los representantes políticos quieren someterla y la deje en manos de sus auténticos protagonistas: profesores y alumnos. Tenemos que conseguir que la ideología se quede en la puerta del aula para entregarnos a la más noble de las tareas humanas: la educación. La semana pasada, sentí tristeza al observar a nuestros parlamentarios en uno de sus típicos debates superficiales, sectarios, revanchistas  y demagógicos y pensaba en el ejemplo que daban a nuestros alumnos: “Granujas y Rufianes” se dedicaban a insultarse unos a otros faltando a las más mínimas reglas de la moral y, por supuesto de la educación. Creo que el nivel ético e intelectual de los políticos que, a todos los niveles, nos representan ha bajado de manera sustancial y, de este modo, llegar al Pacto es casi imposible porque no tienen comportamientos democráticos (ya que no respetan al que piensa diferente).


A mis alumnos trato de educarlos según unos principios que denoten coherencia entre lo que se dice y lo que se hace en la vida y, estas señorías que vienen a servirse del pueblo y no a servirlo, demuestran todo lo contrario. Además, como profesor de Historia, siento vergüenza cuando hablan de España sin tener en cuenta, porque no quieren y posiblemente tampoco sepan, la enorme riqueza de tantos siglos de convivencia en común.


La sociedad española es un clamor por un gran acuerdo educativo. Nosotros, maestros, alumnos, padres, sociedad en su conjunto, queremos conseguir el Pacto; sin embargo, enfrente están unos partidos políticos fuertemente divididos e ideologizados a los que alumnos y maestros les importan muy poco como vienen demostrando en los 40 años que llevamos de democracia. Señorías: ¡déjennos a los profesionales y no nos pongan más trabas ni nos carguen con papeleos ni documentos inútiles para alejarnos de nuestra verdadera misión dentro del aula y en contacto continuo y directo con nuestros alumnos! Sepan ustedes, como afirma Jonathan Graffe, que “ser maestro es la profesión más admirable que existe y debería ser la mejor pagada, quien educa tiene en sus manos el futuro de la humanidad”. Pero, claro, si dejan de controlarnos corren el riesgo de perder su sillón, ese asiento que les hemos confiado desde el pueblo. Desde luego que la Educación encierra un Tesoro (Jacques Delors) pero ustedes, señorías, nos prefieren ignorantes. 






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