Bien sea por el cansancio o por la saturación informativa propia de las campañas electorales, el personal acaba relajando los filtros para que no se le quede en el cedazo mental alguna promesa o idea-fuerza intragable de esas que luego envenenan nuestros sueños de perfección democrática.
Sin embargo, a veces hay frases y mensajes que, por muy abiertas que estén las rejillas, se queda rebotando en ellas porque no pasa así como así. Me refiero al “momento pepita” que a veces tenemos en las campañas, al descubrir que el caudaloso torrente informativo diario nos ha dejado una cosita brillando al fondo de la criba.
En este sentido, debo destacar una frase suelta del líder de Ciudadanos, Albert Rivera, pronunciada en un mítin celebrado en Valencia: “Peor que cuarenta años de PSOE son cuatro de Podemos”. Ojo. La idea, que en principio parece rezumar bastante sentido común, abre la puerta al conocido concepto “hacer las cosas por responsabilidad”, que es la excusa habitual para revestir de dignidad la generalmente indigna incongruencia.
Todos somos conscientes de que el líder de Ciudadanos en Andalucía, Juan Marín, ha dicho por activa y por pasiva que con sus votos Susana Díaz no volvería a ser presidenta de la Junta, pero… ¿acaso la ruptura de esa promesa no estaría bien justificada para evitar el “mal mayor” de ver a Podemos en la vicepresidencia de la Junta? Pues a ver si después de tanta campaña, tanto debate, tanto tuit y tanto mítin, al final vamos a tener que ver a Ciudadanos desdiciéndose de sus promesas para acabar pactando de nuevo con el PSOE para evitarle a Susana el mal trago de arrojarse en brazos de quienes apoyan la independencia de Cataluña y el fin del régimen constitucional del 78, etcétera.
A veces, el cambio prometido puede ser, como en el clásico lampedusiano del Gatopardo, poner en práctica la vieja idea de que si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie. Cosas más raras se han visto.
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