El mediático décimo de mi abuelo

José Luis Masegosa
07:00 • 07 ene. 2019

Aún resuenan en nuestra memoria sonora  los ecos de la genuina cantinela de los recientes sorteos de la lotería nacional. Los sorteos de la lotería nacional, el de Navidad y el extraordinario del Niño, son un condimento imprescindible de las fiestas navideñas que ayer echaron el telón. No se concibe la Navidad sin el aperitivo inmediato de la letanía exclusiva de las voces cantoras del madrileño Colegio de San Ildefonso, uno de los centros educativos más antiguos de la capital, cuyos orígenes datan del siglo XV, que fue orfanato hasta la llegada de la democracia. Desde el primer sorteo, en diciembre de 1811, las voces infantiles han llevado la ilusión, la esperanza y también la desilusión o el desengaño a todos los rincones. Esa desilusión que, con el sabio y acertado consuelo de que la mejor lotería es la salud,  causan las bolas del bombo. Pero aún es posible una sensación de mayor frustración, la que puede ocasionar un décimo loco que resulta agraciado y que sin saber por qué te deja con dos palmos de narices. Es el caso acontecido al abuelo materno de un servidor, quien nunca recibió el décimo asignado y agraciado con el primer premio del sorteo de Navidad del año 1903 con 70.000 pesetas.


Era costumbre establecida, en aquel inicio del siglo XX, que todos los años antes del sorteo, Ricardo Gutiérrez Roig,- doctor en cirugía, médico de la Casa Real del Infante Antonio de Orleans, hermano de la Reina María de las Mercedes, nacido en Berja, pero criado en Oria- remitía o entregaba en mano unos décimos a sus amistades más íntimas del municipio orialeño, en caso de que llegara a éste para pasar sus vacaciones navideñas antes de la celebración del sorteo. El inesperado fallecimiento del prestigioso médico ,acaecido en Madrid el día 14 de diciembre de 1903, dejó sin el décimo asignado del número 35.288 –agraciado con el primer premio del sorteo de Navidad de 1903- a mi  abuelo materno, el abogado José Manuel Requena Moreno.


Con fecha 3 de enero de 1904, Enrique F. Gutiérrez Roig, médico y escritor, sobrino del finado doctor, interesaría a mi abuelo recibo del envío del décimo en cuestión. La misteriosa duda sobre el destino del décimo y si la suerte había agraciado a mi difunto abuelo fue noticia de primera en el diario independiente de la tarde “·El Regional”, que en su edición del día 29 de diciembre de 1903, bajo el titular “ ¿Le tocó?. ¿No le tocó?”, recogía:”Los telégrafos y rotativos madrileños nos tienen al borde del manicomio. ¿Le ha tocado la lotería al vecino de Oria, Sr. Requena, o no le ha tocado?. ¡Qué pesadilla tan angustiosa y tenaz!. En su número recibido anoche decía El Imparcial con toda la exactitud de una información austera: “Algunos periódicos han publicado que el número 35.288, premiado con 70.000 pesetas, había sido adquirido por el médico D. Ricardo Gutiérrez, fallecido pocos días antes del sorteo. La noticia no es del todo exacta. El Sr. Gutiérrez adquirió un décimo del billete 35.288, pero lo envío a D. José M. Requena, que reside en Oria (Provincia de Almería), que ha sido la persona a quién ha correspondido la suerte”. Y en su número anoche llegado decía El Heraldo de Madrid con la evidencia de toda austera información: “Don Fermín Ruíz, dueño de la Administración de loterías establecida en la calle Alcalá. 101, nos dice en atenta carta que no es cierto haya sido remitido a Oria (Almería) el billete número 35.288, premiado con 70.000 pesetas. 



Dicho billete –agrega nuestro comunicante- ha sido vendido en esta Administración, adquiriendo dos décimos los oficiales de Telégrafos”. ¡Dios mío!, ¿le habrán tocado 70.000 pesetas al vecino de Oria, Sr. Requena o no le habrán tocado?. El telégrafo, con su frío simbolismo, ha dicho que sí. Los asombrosos rotativos madrileños, con sus páginas nutridas de verdades positivas, han dicho que sí unos y otros que no. ¡Duda!.¡ Con razón te eligieron reina entre juicios contradictorios!...”. Y es que las dudas prevalecen, siglo y pico después, con el destino del agraciado décimo loco que debió frustrar las ilusiones loteras de mi admirado abuelo, que durante algunos años fue regidor de Olula del Río.






Temas relacionados

para ti

en destaque