Estudiando historia. La Transición

Pedro Mena Enciso
11:00 • 09 abr. 2019

Nuestra ventana de la historia va hoy más allá de lo puramente almeriense porque (ahora que se acerca el 28 de Abril) me parece oportuno ofrecer al debate político el modelo ejemplar de convivencia y respeto que representó la Transición hacia la democracia. Fue uno de los períodos más importantes e incluso brillantes de la Historia de España porque se pensó más en el tú que en el yo y se enterraron las viejas rencillas y el revanchismo de unos contra otros. Surgió la primera Constitución para todos como consecuencia de buscar el consenso y el entendimiento más allá de la ideología. Los políticos de entonces consiguieron entenderse más allá de sus intereses partidistas porque tenían verdadero sentido de Estado. En los grandes temas se llegó a un pacto con vocación de permanencia y, como resultado, hemos vivido casi cuatro décadas de bienestar, progreso y estabilidad. Es verdad que han sido los mejores años porque nos entendimos por primera vez en nuestra historia.


Estoy convencido de que los políticos de entonces tenían más capacidad y altura moral que los de ahora y, en circunstancias mucho más complejas, supieron comprender perfectamente (tanto desde la izquierda como desde la derecha) el concepto de democracia como sistema de convivencia que consagra la libertad desde la base del máximo respeto al que ,piensa diferente. Desde el fin del franquismo, se puso de moda la palabra “Consenso” (hoy parece haber desaparecido del vocabulario político) y conseguimos superar la grave crisis económica del petróleo con la firma de los Pactos de la Moncloa entre las fuerzas políticas, sindicales y empresariales. Este hecho fue fundamental para el despegue económico y social de España. Reconozco con admiración el trabajo de Adolfo Suárez, verdadero artífice de la llegada de la democracia a España con el apoyo del Rey y de otros dirigentes políticos de izquierda y derecha. Suárez soportó estoicamente presiones de unos y de otros para moverse con habilidad buscando siempre el entendimiento de la inmensa mayoría. Recuerdo cómo sacó adelante la legalización del Partido Comunista para consagrar definitivamente el pluralismo político en España. Es digno de elogio, en este sentido, el papel jugado por Santiago Carrillo para hacer posible el diálogo y el pacto. Antes, Adolfo Suárez había puesto en marcha la Reforma Política con una habilidad asombrosa porque fueron los mismos procuradores a Cortes de Franco los que aprobaron los cambios necesarios para el nacimiento del sistema democrático. Fue inmensa la amplitud de miras para aceptar la vía de la reforma y el entendimiento y, abandonando las ideas rupturistas, dejar de enfrentarnos con nosotros mismos.






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